Encaramos ya la recta final de la campaña electoral andaluza y me da la impresión que su tono vital no ha sido demasiado elevado, sino más bien plano, como si lo que predomina es el cansancio y la atonía. Principalmente, aburrimiento, por parte de la ciudadanía, que en menos de un año ha pasado por unas generales y antes municipales. Tedio, poco debate. Solo se han abierto paso como destacados aldabonazos los actos judiciales relacionados con el escándalo de los ERE, la fianza récord para el presunto cerebro del caso, y otros de corrupción, como el de Invercaria. Por tanto, campaña poco andaluza y sí muy al socaire de las posiciones políticas nacionales, como si siguiera el mismo guión o modelo de las generales, especialmente por parte de Javier Arenas. Ha arriesgado poco o nada, incluso se ha permitido no acudir al debate de Canal Sur, al asistirle ciertas razones y porque no quiere correr ni un mínimo riesgo. Promesas pocas, las imprescindibles. Por el momento y obligado, ha tenido que desmarcarse del copago sanitario anunciado para Cataluña, pero ya veremos. Y me llama la atención que el candidato no ha querido sentirse muy arropado por ministros o ministras en esta campaña. ¿Por que será?
José Antonio Griñán intenta sacar fuerzas y ánimos hasta debajo de las piedras. Confía en que estos últimos días los socialistas ganen posiciones. Hay que poner cara de llevar póker aunque se tenga entre las manos una pobre pareja. La política es así. Y también es llamativo que el candidato socialista no haya querido compartir mítines con Rubalcaba, salvo el imprescindible arranque de campaña en Albolote, ni tampoco apoyarse en viejas glorias del partido como Felipe González o Alfonso Guerra. Escuredo, que pasaba por Almería, mete la pata y encima llama gilipollas a los del PP. Y la brilla por su ausencia es Carme Chacón, a pesar de sus orígenes almerienses. ¿Acertará Griñán con esta estrategia?
No creo que en lo que queda de campaña vayan a producirse muchas novedades, sino más bien que seguirá la inercia. Me temo que estos dos candidatos con posibilidades de gobernar ya han pensado lo duro que será coger las riendas del poder, en un caso, o de mantenerse agarrado a ellas, en otro. Porque la situación no es la mejor, sino todo lo contrario, la peor que vivimos desde que conocemos la democracia.
Menos mal que se toman medidas sensatas, como el plan de pago para los proveedores de ayuntamientos, que permitirá cierto desahogo a miles de trabajadores autónomos, pequeñas y medianas empresas, aunque muchos ya se hayan quedado en el camino. Hemos visto esta semana cómo estaban los cajones de facturas pendientes de pago en los municipios. También, que unos deben más que otros, quizá porque han tenido que soportar elevados gastos o porque han sabido gestionar mejor o peor. En cualquier caso, tienen un plazo de diez años para devolver los créditos, más el 5 por 100 de interés. Lógicamente no hay que olvidar que ese dinero en gran parte tendrá que salir del bolsillo de sus vecinos o que se mermen ciertos servicios o atenciones de los que gozaban hasta ahora.
A pensar y reflexionar, que toca votar. Sobran preguntas y faltan respuestas.
Sr. Director: Soy un suscriptor de su periódico y he visto con sorpresa en el Ideal del dia 19, con todos mis respetos, la falta de neutralidad y por tanto de profesionalidad al publicar en plena campaña en primera página a tres columnas la fotografía del candidato Sr. Arenas.
Lo dicho queda bastante claro su apuesta por «caballo ganador» pero ¿y si se equivoca?.
Al menos el Partido Polular podía haber contratado un anuncio y desenvolsado una cantidad, de esta forma ¡le ha salido gratis!
En cualquier caso queda clara «su objetividad» ¡Una pena!
Jose Gabriel Damas Onieva
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