Semana trepidante en el ámbito andaluz. José Antonio Griñán, investido presidente de la Junta, gracias a los votos de su partido, el socialista, y los de IU, excepto el de Sánchez Gordillo, en una extravagancia más que deteriora la imagen de la coalición ecocomunista, a la que le haría falta despojarse de posturas trasnochadas y caducas. IU tiene una oportunidad histórica, quizá a costa del propio PSOE, al contar con una vicepresidencia y tres consejerías, dos de las cuales pueden gozar de bastante visibilidad a pesar de los recortes. Se puede ser de izquierdas, pero modernos, con los pies en el presente. Turismo y Fomento son carteras de gasto, para lucirse, aunque en estos tiempos de crisis, la falta de recursos puede hacer que acaben como el rosario de la Aurora.
Griñán, salvo estas cesiones generosas a sus socios en el Ejecutivo, ha decidido muy libremente, sin presiones, la configuración de su equipo. Ha roto con ese concepto de equilibrios y territorialidad, consistente en que cada provincia tuviera presencia en el Consejo de Gobierno. Granada y Almería carecen de representación.
La ciudad de la Alhambra, capital de la justicia de Andalucía, se ha quedado sin esa cuota, a pesar de que haya reinstaurado la consejería, en favor de un fiscal sevillano. Almería, donde peores resultados obtiene el PSOE, tampoco se ha visto agraciada en estos nombramientos. El debate y la política sobre los localismos andaluces es una asignatura pendiente por parte del socialismo en esta comunidad, que sigue presa de ciertos centralismos sevillanos o malagueños, como el que esta última provincia tenga que apropiarse de la política turística. Es curioso, pero Málaga tendrá dos consejerías, como el caso de Jaén, que hasta llegó a tener cuatro. Ahora mantiene a dos personas de la máxima confianza del presidente, Antonio Ávila y María del Mar Moreno, mientras que Micaela Navarro se ha quedado en la estacada, después de haber sido postulada como el recambio de Griñán en su propio partido. También el almeriense Manuel Recio se queda fuera, al diluirse su problemática consejería, Empleo, involucrada en el escándalo de los ERE, que todavía dará mucho de hablar.
Incorpora Griñán, además del fiscal sevillano Emilio Llera, al cordobés Luis Planas, con quien mantiene una relación amistosa muy estrecha, y a su número dos en el partido, Susana Díaz. Su hueco parece que lo ocupará el ex consejero de Educación, Álvarez de la Chica, quien tendrá que emplearse a fondo en labores orgánicas, después de haber demostrado una labor eficiente.
Carmen Martínez Aguayo y María Jesús Montero se mantienen, mientras Luciano Alonso cambia de departamento, lo que puede significar que es capaz de asumir y superar nuevos retos. Les toca ser un Gobierno para todos los andaluces. El propio presidente habló ayer en su toma de posesión de la colaboración y lealtad institucional y reiteró el consenso y diálogo, especialmente con el PP. Algo imprescindible en estos momentos. ¿Lo veremos?
ola amigo¡un gobiern0 para todos dices?tendriamos primero que efectuar una deliberacion de la democracia para qe todas las decisiones publicas sean proyecto de reflexion,,en las qe puedan participar todos los ciudadanos no solo los expertos para poder conciliar opiniones e intereses contrapuestos¡lo unico qe identifca la mayoria de las necesidades de los ciudadanos son las corrientes filosoficas como indignados¡aun por evolucionar¡