El ‘molt honorable president de la Generalitat de Catalunya’, Artur Mas, se ha metido en un berenjenal de extraordinarias dimensiones. Quiere un pacto fiscal, lo que supone más dinero para su comunidad autónoma, pero qué otra no desea lo mismo, salvo los vascos que tienen el llamado concierto, que también resulta todo un privilegio económico frente al resto. Para conseguirlo no se le ocurre otra cosa que levantar la bandera del victimismo, argumentar que los culpables de la grave situación que padece Cataluña están en el resto de España, por lo que si consiguen su independencia se acabarán sus males. Potencia y monta una macro manifestación el 11 de septiembre y se presenta en Moncloa ante Mariano Rajoy, que está más preocupado en el rescate y en la prima de riesgo que en las pretensiones secesionistas de una parte de España, ante lo que el Rey también ha tenido que remangarse en las nuevas tecnologías y decir, vía internet, que no es el momento de «dividir fuerzas, alentar disensiones, perseguir quimeras y ahondar heridas» sino de unidad. Lo malo es que la Generalitat no se da por aludida.
Mas estudia adelantar las elecciones catalanas. El arma de su formación política, que son dos, Convergencia y Unión, es que en su programa político prometan un Estado propio. Y lo dramático sería que gobernara, lo cual es posible gracias al apoyo de los también independentistas de ERC.
Ya saben que las comparaciones son odiosas, pero puestos a ello, Andalucía es una nacionalidad histórica y parece que la economía por estos lares no va del todo bien, cuando la Junta ha pedido mil millones de euros de adelanto a la Administración Central. La solución sería que todos saliéramos a la calle el próximo 28 de febrero, pidiéramos lo mismo, más dinero, y a partir de ahí, caminito del independentismo. Lo malo es que aquí falta un partido nacionalista potente, pero podía ser el momento de la resurrección de los de la ‘pata pollo’, que fueran descaradamente soberanistas y que llegaran al poder. Lo pueden tener más fácil que nunca. Lo malo es que todavía están pagando sus pecados y andan divididos.
Ya se que todo esto es una ocurrencia, pero como aparezca algún iluminado era lo que nos faltaba. No estaría mal que tuviéramos un ‘mu apañao presidente de la Zunta d’Andalusía’. ¿No les parece?