El domingo pasado en esta carta les comentaba la prueba o examen que suponían para PP y PSOE las elecciones gallegas y vascas. Pues ya lo ven, Alfredo Pérez Rubalcaba ha empezado a sufrir un duro calvario, se ha abierto el melón, se cuestiona su liderazgo y hay quien pide lo antes posible elecciones primarias entre los socialistas. Habrá sobre este tema tela que cortar. José Antonio Griñán parece que tiene mucho que decir, pero permítanme que al abordar lo ocurrido esta semana me detenga en que los tiempos que vivimos parecen ciertamente acelerados. Porque Rubalcaba, por ejemplo, fue elegido como secretario general socialista hace tan solo ocho meses.
Muchas situaciones nos sobrepasan y nuestra capacidad de sorpresa se ve superada día a día. Vamos al límite. Asistimos casi permanentemente a momentos históricos y trascendentales, en la que están en juego cuestiones que parecen absolutamente irrepetibles o insólitas, aunque lo peor es que en lo referido a la crisis económica mejoramos poco o nada.
Esta semana se iniciaba con el mensaje optimista del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, con motivo del debate parlamentario sobre los próximos Presupuestos Generales. Ojalá acierte con su previsión de que el año que viene será el último de esta recesión. Sobre que estas cuentas son las más sociales de la historia, mejor dejarlo en provocación.
Insisto en eso de entrar en la historia, porque anteayer conocimos otra cifra que alcanza esa categoría. El paro en España supera el listón del 25 por 100 por primera vez en democracia. Pero en Andalucía vamos diez puntos por encima de la media. En Granada, el 37 por 100; el 38 en Almería y Jaén se lleva el récord con un 39 por 100. Lamentable.
Otro dato relevante aparecido estos días han sido los más de 7.000 millones de euros de pérdidas de Bankia hasta septiembre, que no tienen precedentes en las finanzas españolas. Y lo más trágico es que la profunda depresión económica es capaz de llevarse por delante una vida humana, como ha ocurrido en Granada. El suicidio de un pequeño comerciante del barrio de La Chana ha conmocionado a toda España. Nuestras conciencias se han sacudido, pero al menos ha hecho que se busquen soluciones sensatas al problema de los desahucios.
Y confío en el éxito de la comisión que anunció este viernes la vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría, para reformar las administraciones públicas con el fin de mejorar, ahorrar y reducir duplicidades. Aunque demasiado tarde, confiemos que se consiga algo. Como decía el Príncipe de Asturias ese mismo día, en la ceremonia de entrega de los premios que llevan su título: «Son tiempos de mirar hacia el futuro, con esperanza y responsabilidad. Tiempos para la convivencia. Nuestros representantes políticos tienen la legítima capacidad de dar respuesta a los problemas que vivimos, especialmente los derivados de la crisis económica». Me pregunto si serán capaces. ¿No les parece?