Ya saben que todo depende de cómo es el cristal con que se mire y aquello de la botella medio llena o medio vacía. Me refiero a CajaGranada y lo acaecido esta semana pasada sobre la decisión que afecta al grupo bancario al que pertenece, BMN, Banco Mare Nostrum. Algunos pensarán que la aportación de capital público es una buena y positiva noticia y otros quieran creerla negativa. Tampoco voy a entrar en consideraciones semánticas respecto a si se trata de una nacionalización o una intervención, que no lo es, ya que se mantiene el gobierno de la entidad, algo que no ocurrió con la cúpula de Bankia, por ejemplo.
Resulta muy ‘granaíno’ regodearse en el ‘quejío’, el lamento permanente de tantas cosas que hemos perdido injustamente y de otras muchas que nunca alcanzamos a tiempo en esta tierra. Puede ser cierto que a la situación no se haya llegado por arte de magia y hay responsables de ello, pero ni mucho menos los actuales.
Las cajas de ahorros han estado en muchos casos bajo la responsabilidad de los partidos políticos. Unas en mayor grado que otras y, también, unas mejor gobernadas, o gestionadas de manera más eficiente, y profesionalizada que otras. Las ha habido más o menos expuestas a los activos tóxicos o al ladrillo pero estamos donde estamos, en plena fase de saneamiento para cubrir el deterioro de los balances de muchas de estas entidades.
Hace poco menos de tres años había en España 45 cajas de ahorros. En la actualidad existen seis grupos transformados en bancos. Por poner algunos ejemplos: ¿Dónde está Cajasol, Caja Navarra, Bancaja, la CAM, Cajasur o Caja Castilla-La Mancha? Sencillamente, han desaparecido en el fragor de esta crisis.
CajaGranada vive, integrada en BMN, y parece que con esta aportación de capital por parte del Estado, a través del denominado Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), logrará una solidez financiera y solvencia suficiente para iniciar una nueva etapa. Es fundamental que esta entidad, con sus luces y sombras, continúe -y ahora quizá más que nunca- comprometida con el desarrollo y el empresariado de Granada, que permanezca cercana y sensible a su clientela familiar, como entidad líder que ha sido y debe seguir siendo, con el objetivo de conseguir que sus beneficios, previstos para 2014, reviertan en su obra social, redimensionada necesariamente, como muchas cosas después de esta crisis.
Para ello hace falta que su trabajo sea impecable y que en su negocio obtenga los mejores resultados. ¿No les parece?