Vaya por delante en estas líneas mis mejores deseos para el año que viene. Creo que si no es tan malo como 2012 casi nos podemos conformar, porque a la hora de hacer balance si nos fijamos en la mayoría de indicadores económicos casi todos están peor que hace 365 días, salvo el turismo y las exportaciones, pero el paro sigue desbocado y esperemos que el déficit se contenga.
A mediados de año teníamos la prima de riesgo en las nubes, a más de 600 puntos, y el rescate parecía inevitable. Después de esa fecha hemos tenido la sensación de una ligera mejoría, pero dentro de la gravedad, mientras la sombra de la intervención económica se aleja. No parece necesaria, por el momento.
En los próximos meses parece que seguiremos contemplando muy malos resultados sobre el número de desempleados y los recortes salariales continuarán. El cóctel que mezcla más paro, menos sueldo y más impuestos resulta demoledor para la sociedad española, porque será sumamente difícil reactivar el consumo y que los créditos fluyan, para que la economía real acabe de despegar.
El consuelo que nos queda es creer que este próximo 2013 será algo menos complicado y difícil que el que ahora despedimos. Ojalá toquemos fondo e iniciemos la recuperación después del verano y que al año siguiente comience la senda del crecimiento económico. Con esa esperanza se manifestó Mariano Rajoy este viernes. Esperemos que acierte.
Tenía razón el Rey en su reciente mensaje navideño al reclamar, en estos tiempos de tanta crisis económica, grandeza en la política. Creo que es ahora más que nunca cuando se tiene que hacer política también con mayúsculas, por encima de intereses personales o partidistas. Decía el Monarca que «no todo es economía, por muy evidente que sea».
Es verdad, hay que hacer política de altura para, entre otras cosas, dejar de ser el tercer problema, tras el paro y la situación económica, para superar la muy baja percepción que de ella tienen los ciudadanos. Me sumo a la reivindicación de la política porque su papel es fundamental en la salida de la crisis, pero hace falta que quienes se dediquen a ella sean conscientes de su papel, busquen acuerdos, den una imagen de mayor austeridad y se empleen a fondo en recortar cantidad de estructuras que no sirven de nada. Pero me temo que muchos políticos están algo sordos. ¿No les parece?