Esta semana hemos visto otra acción del presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, al proponer una gran mesa de diálogo de partidos políticos y de agentes sociales, en esa línea de destacarse como interlocutor frente al Gobierno del Partido Popular. Griñán fue muy preciso: «Ni siquiera estoy hablando de llegar necesariamente a acuerdos, hablo de diálogo». No pasaron ni 24 horas para que Mariano Rajoy dijera que él tendía la mano, pero que no creía que los socialistas estuvieran dispuestos a llegar a acuerdos.
El uno por el otro… Y si se dice que dos no pelean si uno no quiere, también que dos no pactarán si ambos no quieren, por mucho que lo pidan. El pacto sin acuerdo no puede ser porque, además, es imposible.
Gracias aparte, no tenemos en este país mucha cultura de grandes acuerdos. Rememoramos siempre los famosos Pactos de la Moncloa. Aunque la situación sea distinta no creo que entonces la crisis económica fuera mayor que la actual. Es verdad que en aquel momento existía un fuerte compromiso, tras el fin de una dictadura, que suponía una clara apuesta por la democracia, pero un elemento sumamente diferenciador fue la altura y generosidad de los políticos de aquella época. Hemos conocido este viernes el último barómetro del CIS, con las valoraciones de nuestros líderes. Todos suspensos. Rajoy, un 2,44 y Pérez Rubalcaba alcanza un 3. La corrupción se mantiene en segundo lugar de las preocupaciones de los ciudadanos, después del paro. El tercero problema es la economía y el cuarto son, otra vez, los políticos y la política.
Si ahora estamos en la peor crisis económica, con cifras de paro aterradoras, en una situación excepcional -no llegaré a señalar de emergencia-, necesitamos soluciones excepcionales. Entre ellas, un gran pacto por el empleo, que se visualizaría como una muestra de confianza dentro y fuera de España, no creo que sobre. Cierto es que no podemos quedarnos en el mero voluntarismo, pero si entre todos hay disposición a ceder, seguro que habrá puntos de acuerdo e iniciativas que puedan ponerse en marcha. El Rey también parece interesado en que exista diálogo contra el paro. Tiene razón, hay demasiadas razones para ello.
Acabo como empecé, con Andalucía, para recordarles que aquí Griñán ha impulsado un gran pacto sobre diez grandes acuerdos. No tengo muy claro cómo evoluciona aquello que se denominó mesa de partidos, pero si el gobierno de la Junta, de PSOE-IU, lograra algún tipo de acuerdo con el Partido Popular sería todo un ejemplo exportable al ámbito nacional. ¿No les parece?