Este 28 de febrero habrá sido muy significativo para dos personas de máxima relevancia en la política de Andalucía. Susana Díaz ha celebrado por primera vez esta fiesta investida como presidenta de la Junta, mientras Juan Manuel Moreno Bonilla tomaba acomodo como líder de la oposición, al recibir este fin de semana el respaldo y la bendición del Partido Popular para ser su máximo dirigente en esta comunidad autónoma. No ha faltado nadie en este congreso que hoy concluye en Sevilla para arroparle y darle su apoyo, desde Mariano Rajoy a María Dolores de Cospedal, ni –por supuesto– el más importante de sus antecesores, Javier Arenas. Andalucía ofrece al PP el mayor número de militantes. La importancia de esta región en la política española es obvia, por lo que resultaba imprescindible cerrar lo que era una interinidad. Aunque tarde, ahora tocan las filas prietas, pelillos a la mar y todo por el partido.
A Juanma, que es como se le conoce entre sus compañeros, ya le han salido numerosos amigos entre la militancia andaluza, a pesar de que desde hace años se dedicó a la política en Madrid. Cansados de incertidumbre, los suyos le reciben con ganas y algunos con lisonjas. Llegó a escuchar, un tanto sorprendido, a un dirigente local que decía impertérrito, delante de un atril y de la militancia: «Juanma, a tus pies». Ni una palabra más.
Moreno Bonilla se convierte desde hoy en la cara visible del PP-A, con unas elecciones a tres meses vista, las europeas. Será su primera prueba de fuego. Aunque pueda sentirse ajeno a las estrategias, la campaña o la situación interna del partido, será inevitable que tras ellas se comparen sus resultados con la media nacional y otras comunidades autónomas. Y un año después vendrán las municipales.
La principal herencia que recibe es la victoria en las tres últimas convocatorias electorales, las alcaldías de las ocho capitales, casi todas las grandes ciudades y cinco diputaciones provinciales, un inmenso poder municipal que a Arenas le permitió ganar pero no gobernar. Ahí sí tendrá responsabilidad, sobre todo porque las municipales siempre han marcado la tendencia de las autonómicas. Juanma Moreno deberá ser muy cuidadoso a la hora de elegir a los mejores candidatos, sobre todo en los necesarios procesos de renovación, para distanciarse de quienes ejercen su cargo desde la prepotencia y el esperpento. El nuevo líder del PP-A debe rehusar cualquier viso de caciquismo, señoritismo y viejos tiempos. Ojalá que su andadura sea el inicio de una nueva etapa, sin ligaduras, para consolidar una oposición constructiva, por lo menos hasta su personal reválida ante las urnas. ¿No les parece?