La presidenta de la Junta, Susana Díaz, se pronunció este martes sobre su decisión de no ser ella quien encarne el relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba. Se queda en Andalucía, lo más acertado a la vista de cómo se desenvuelve el cotarro socialista. Al profesor y decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, José Antonio Pérez Tapias, de 59 años, perteneciente a Izquierda Socialista –que conozco y sobre quien sólo tengo palabras de reconocimiento por su trayectoria, honestidad, solidez intelectual y de pensamiento, con independencia de que se esté de acuerdo con él–, se ha sumado a la carrera esta semana un joven representante que encabeza otra corriente recién creada y denominada Socialismo Democrático, Alberto Sotillos, quien con 29 años es hijo del periodista y portavoz de Felipe González, Eduardo Sotillos.
Sin embargo, parece que los dos favoritos son el diputado vasco Eduardo Madina y el madrileño Pedro Sánchez. El primero tiene 38 años y el segundo 42. Madina lleva una larga trayectoria en política, incluso ha pagado con dolor ser víctima de un ataque terrorista, es licenciado en Historia, posee cierta experiencia en Europa y ejerce la enseñanza como profesor asociado. Sánchez ofrece una trayectoria similar, ha ocupado responsabilidades en organismos europeos y supranacionales, es licenciado y doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, pero a pesar del menor grado de conocimiento que puede tener, su discurso y forma de actuar en esta antesala del congreso extraordinario parecen más coherentes y valientes que la indecisión que ha caracterizado a Madina. Ambos son menores que quien a partir del jueves será Rey de España, Felipe VI, pero prácticamente pertenecen a una misma generación, esa que debe protagonizar una segunda Transición.
El PSOE necesita un sólido liderazgo capaz de iniciar profundos cambios y encontrar su espacio ante la ciudadanía. Tiene un gran reto quien coja sus riendas, pero todavía hay que esperar.
Lo que también hay que celebrar esta semana es la aprobación de la ley orgánica por la que se refrenda la abdicación del Rey Juan Carlos, en la que se ha dejado patente el mayoritario apoyo a la continuidad de la Corona, que arranca desde el pacto constitucional del 78 y que Rubalcaba supo justificar perfectamente. Si entre los próximos cambios del PSOE está cuestionar la monarquía deberá dejarlo muy claro. No creo que sea mejor un presidente de una república de extracción partidaria que un monarca en su papel de árbitro y moderador, cuando la soberanía nacional reside en el pueblo, como ha quedado claro en este proceso de abdicación.
Y dos bienvenidas más en esta semana. La primera, la aprobación por unanimidad de la Ley de Transparencia Pública en Andalucía. Sin duda, un ejemplo el de los tres partidos en una materia imprescindible para esa recuperación de confianza en la clase política. Y la paga extra de los funcionarios, grandes sufridores en muchos casos, que volverán a cobrarlas íntegras. Son buenas noticias para Andalucía y para España. Hay que celebrarlo, porque del debut de la Selección en Brasil mejor no hablamos. ¿No les parece?