Felipe VI afirmó este jueves lo siguiente: «Encarno una monarquía renovada para un tiempo nuevo». Su discurso en el hemiciclo del Congreso fue rotundo a la hora de expresar su compromiso con España y los españoles. Se han escuchado críticas por parte de quienes dicen que su intervención carecía de altura o contundencia. No lo comparto. El nuevo monarca realizó una exposición de intenciones sin salirse de su papel constitucional, pero lo reforzó al decir que «la independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas», le permitirá contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político, facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión entre los españoles.
Don Felipe se puso el listón muy alto. A su juicio, la institución que ahora representa debe buscar la cercanía con los ciudadanos, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente. «Hoy más que nunca –declaró–, los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren -y la ejemplaridad presida- nuestra vida pública. Y el Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no sólo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de los ciudadanos». ¿Les parece poco compromiso?
Se refirió a la necesidad de afrontar retos y dar respuestas a los nuevos desafíos, en un nuevo siglo, que ha nacido bajo el signo del cambio y la transformación y que nos sitúa en una realidad bien distinta de la del siglo XX. Me temo que lo peor es que todavía no se han enterado de ello muchos de quienes ocupan poderes públicos y están en la obligación de ejercer grandes liderazgos.
Espero que nuestros políticos no actúen guiados por el electoralismo. Por esa razón no me creo que la bajada de impuestos anunciada el viernes por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, busque sólo esos réditos a costa de incrementar el déficit público. Será que la recuperación económica lo permite y no habrá aumento de recaudación en otras partidas para compensar, o que esa falta de ingresos en el Estado se equilibre con menores gastos y más recortes en servicios esenciales.
Y mientras el PSOE está enfrascado en la búsqueda de su nuevo secretario general, se han escuchado estos días algunas voces sensatas en el PP, entre ellas la del dirigente andaluz Juanma Moreno, quien ha reclamado la participación de la ciudadanía en su partido. «Los modelos del siglo XX en cuanto a la organización de partidos quizá no son los más convenientes en el siglo XXI», respondió Moreno al preguntarle sobre si el PP debería ir a un sistema de primarias. ¿Les suena, verdad? Imprescindible en estos tiempos. ¿No les parece?