Recuerdo que un destacado político con importantes responsabilidades, tanto de gobierno como de partido, me comentó hace tiempo que desarrollaba sus actividades como si estuviera permanentemente en campaña electoral. Imagino que se refería al frenesí que padecía, la velocidad de los acontecimientos y a ponerse en el lugar del ciudadano para satisfacerle, aunque sea mucho suponer. Si miramos ahora el próximo calendario de convocatorias a las urnas, hay pocos espacios. Tras las generales hay un periodo de unos dos años de respiro, pero este año las europeas han anticipado la veda para la caza del votante.
En esta vorágine hay quienes están llamados de manera destacada y en modo continuo a votar. Los socialistas celebran hoy primarias para secretario general. Además, tienen a la vista ya en septiembre otras para optar por su representante a la alcaldía en aquellas poblaciones de más de 20.000 habitantes. Y después, aunque creo está más en el aire, volverá a las urnas en noviembre, acompañados de simpatizantes, para elegir a su candidato a la presidencia del Gobierno. Para muchos, una hartura eso de la papeleta y el sobre cada dos por tres.
Formalmente, el año que viene tendremos municipales y en noviembre generales, con lo cual a la vuelta de este verano nos encontraremos inmersos ya en precampaña. Y, ojo, no habría que descartar la posibilidad de que las autonómicas andaluzas, previstas para marzo de 2015, se adelanten para coincidir con las locales en el mes de mayo.
Intuyo que las relaciones entre los dos socios que gobiernan la Junta no pasa por sus mejores momentos. A ambos les ha salido una herida con los resultados de las europeas que se llama Podemos. La formación que lidera Pablo Iglesias ha conmocionado a la «casta», incluso al PP. A IU le ha robado el corazón un grupo variopinto casi en su mismo espacio político, aunque con discurso de laboratorio bien distinto, pero a los socialistas les ha quitado una cartera con muchos votos y sobre todo ilusión.
En otoño hay que negociar los próximos presupuestos autonómicos e intuyo que el acuerdo no será fácil. Los dos partidos intentarán marcar distancias, bajo la fuerte presión del gobierno central del PP, pero quien tiene la sartén por el mango es la presidenta Susana Díaz, al ser ella la única persona que dispone de la legitimidad para disolver el Parlamento de Andalucía y convocar comicios. Si este vaticinio se cumpliera, nos podríamos encontrar con un escenario en el que sí Díaz ganara al ser su partido el más votado, le permitiría posteriormente dar el salto a la política nacional, sobre todo, si desde Ferraz no hay a partir de ahora un liderazgo potente y solvente para sacar al PSOE del limbo y la depresión que padece. Todo esto es mucho imaginar, correr, y hay que ir paso a paso, voto a voto, pero me gustaría que esta larga campaña fuera constructiva y no todo se convirtiera en aniquilar al contrario. ¿No les parece?