La semana arrancaba este lunes con una noticia desvelaba por IDEAL, la llamada telefónica del Papa Francisco a un joven granadino, tras haber recibido una carta en la que denunciaba haber sido víctima de abusos sexuales cuando era menor por parte de varios sacerdotes. La víctima también acudió a la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que rápidamente puso en marcha el mecanismo judicial, al que se añadió una investigación eclesiástica, en la que ante la «verosimilitud» que se percibe el arzobispo de Granada tomó la decisión de suspender ‘a divinis’ a tres sacerdotes.
«Las buenas noticias no son noticias» era una sentencia en el periodismo de hace años, quizá para justificar el sensacionalismo. La noticia está en que un niño muerda al perro y no al revés, pero es verdad que hay informaciones que alcanzan un elevado grado de interés por distintas circunstancias en las que predomina lo negativo. Ya saben que me quedo con esa definición de que noticia es algo que se quiere ocultar. La relacionada con la pederastia y la denuncia sobre diez sacerdotes y dos seglares en Granada adquiere una dimensión que no tiene precedentes y se desata porque el Papa Francisco se ha involucrado personalmente con la víctima.
Sobre estos comportamientos el Santo Padre se ha mostrado especialmente sensible y beligerante, cuando en pontificados anteriores se mantenían posiciones con perfiles más pasivos por parte de la jerarquía eclesiástica. Sucesos como éste hacen que, simplificando posturas, haya comprometidos y defensores a ultranza de la Iglesia que todo esto lo consideren un ataque que obedece a oscuros intereses, en la que participan los medios de comunicación. Y otros que aprovechan el momento para promocionar sus posturas anticlericales. Allá cada uno. En IDEAL ejercemos una ética y deontología, según la cual mientras no haya una imputación judicial deben preservarse las identidades, así como otros datos o detalles que solo contribuyen a crear morbo e incluso pueden causar daños o dolor a las víctimas, sin olvidar que nuestro objetivo es contar la realidad, pese a quien pese.
Tampoco me parece justo que quienes tienen posturas críticas con la Iglesia quieran descalificarla en su totalidad por actuaciones singulares, aunque ciertamente la moralidad y el pecado son factores primordiales, sobre los que la Iglesia hace bien en mostrar tolerancia cero.
Sin duda, es una noticia, guste mucho o nada. Aquí lo importante son los hechos, que son sagrados, porque las opiniones son libres. ¿No les parece?
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