El pasado lunes se celebró el primero de los dos grandes debates televisivos. Ya sabemos que espacios tan encorsetados no permiten que brille la dialéctica ni la confrontación de ideas, pero a Juanma Moreno le sirvió para lograr, él y todas sus huestes, una gran autoestima tras aparecer en las cámaras. Estuvo algo mejor que Susana Díaz, quizá atenazada por el peso de la responsabilidad de adelantar estas elecciones y poner en juego el poder que ella solo tiene. No fue la mujer desenvuelta y con soltura de otras ocasiones.
A una semana de la cita ante las urnas, con otro debate este lunes, también a tres, y los partidos acelerando sus maquinarias en la recta final, solo queda que esos tantos ciudadanos que se manifiestan indecisos, como el resto, elijan su opción política entre los distintos partidos y sus representantes en el Parlamento de Andalucía, cuyos integrantes deberán votar al candidato para que sea presidente de la Junta. Ya saben que en primera votación es necesaria mayoría absoluta, mientras que en segunda o sucesivas se debe ganar con la mayoría simple de votos a favor, no en contra, por lo que habría que contar con la abstención de algún grupo que permitiera la gobernabilidad y evitar así la convocatoria de unas nuevos comicios, algo que sería realmente desastroso.
El domingo próximo será, por tanto, el día de ejercer nuestro gran derecho democrático, con el que se consagrará la legítima representatividad de la cámara autonómica y la elección de presidente de la Junta. La pregunta es si se romperá de forma significativa el hasta ahora vigente bipartidismo. La respuesta la tendremos con el escrutinio de los votos. Es entonces cuando se hablará o no de pactos, alianzas, acuerdos o apoyos.
Me atrevo a pronosticar que el PSOE gozará de una mayoría suficiente para gobernar sin coalición y sin pactar con nadie. Otra cosa serán las municipales. Difícilmente se podrán sustentar las mayorías absolutas del PP, por lo que todo estará más abierto, especialmente en las grandes capitales, donde el tradicional bipartidismo sí puede sufrir un serio revés. Será posiblemente cuando socialistas y populares obtengan no tan buenos resultados y los pactos sean la única forma de gobernar. Pero eso es correr mucho. Esperemos ver cómo quedan las andaluzas y luego veremos. Quizá entonces se hable más que ahora de programas y acciones de gobierno concretas. Me temo que muchos electores se fijarán poco este domingo en ese importante detalle. ¿No les parece?