No descubro nada. Hoy es el día en el que los andaluces estamos convocados a las urnas para elegir a nuestro Gobierno autonómico. Soy de los que piensan que el derecho al voto, máximo exponente de la democracia, debe ser también una obligación por cuanto expresa la opción política de cada ciudadano. Acepto que haya quienes piensen que su voto no se lo merece ninguna candidatura, pero eso no da patente de corso para la permanente indignación ni para sentirse sin representación.
Nos guste más o menos, los resultados de estas elecciones serán inapelables, tendrán que ser respetados como la voluntad de los andaluces. De igual manera, el Gobierno que se forme fruto de la decisión del Parlamento, tras la investidura del presidente, será legítimamente el que deberá representar y defienda a todos los andaluces, sin distinciones ni colores políticos.
No insistiré en estas líneas en resumir la recta final de la campaña. Todos han puesto la carne en el asador, pero estoy convencido que tras conocerse los resultados se harán infinidad de lecturas sobre ellos. Me temo que desde los partidos se realicen los análisis que mejor les convenga para al final encontrarnos que todos han ganado.
Prefiero otro tipo de lecturas. Permítanme que para concluir me refiera a IDEAL y a la decimogésima edición anual que hemos cumplido del concurso de narraciones o relatos o breves, en la que este viernes los ganadores recibían sus premios. En el acto, Pilar Núñez Delgado, de la Academia de las Buenas Letras, puso de manifiesto con su acertada conferencia la importancia de la lectura en los hábitos y la educación de los niños, en los que la familia tiene que participar e implicarse.
Hay que leer con profundidad, que seamos conscientes del valor de la escritura y del compromiso que supone. Y no me refiero a los programas de los partidos políticos en estas autonómicas. Creo que en eso coincidiremos en no preguntar quién se los ha podido leer, pero escritos están. ¿No les parece?