Llegamos al 24 de mayo, fecha clave en este año electoral. Se dirime el poder en más de ocho mil ayuntamientos españoles y el de las comunidades no históricas. Algunos consideran que estamos ante la primera vuelta de las generales previstas para el próximo noviembre, pero en Andalucía nos encontramos con una segunda ronda tras las recientes autonómicas, de las que todavía no ha salido gobierno. Eso puede producir algún efecto colateral entre los votantes andaluces para movilizarse en un sentido determinado o incluso quedarse en casa, lo cual se traduciría en resultados diferenciados respecto al resto del país. Pero hasta saber el escrutinio, todo son elucubraciones.
En la última semana está prohibida la difusión de sondeos, aunque han sido sustituidos por las «sensaciones» que perciben y transmiten los candidatos y sus equipos. Para todos son inmejorables las perspectivas de voto. No puede ser de otra manera. Están obligados a ser optimistas y declararse previamente ganadores. Pero algunos temen perder y son capaces de sacar lo peor del adversario. Lo hemos visto estos días. Descalificaciones por aquí, filtraciones interesadas por allá, siembra de sospechas de corrupción hacia el otro, el «y tú más» con el fin de sacar un puñado de votos.
Hoy toca votar. Ya saben que soy contrario al abstencionismo. La democracia es participar y elegir. Este domingo es el día de ejercer este derecho. El resultado, sea el que sea, deberá ser respetado y asumido, nos guste poco o nada. Después de conocerlo escucharemos análisis y balances de todo tipo. Habrá reacciones de los propios partidos, unos sacando pecho y otros intentarán aguantar el tipo. Las derrotas serán de complicada digestión, mientras los nuevos que parten de cero lo tendrán más fácil.
En veinte días se constituirán las nuevas corporaciones municipales. Unos ocuparán el gobierno y otros la oposición, pero todos deberán trabajar al servicio de la ciudadanía, que tiene más objetivos en común para el entendimiento que para el enfrentamiento. Su labor es hacer de nuestros pueblos y ciudades lugares habitables, en los que la acción política sea un motor para el progreso y el bienestar, con una dedicación y un trabajo permanentemente honesto y ejemplar.
Estas elecciones se disputan con más corredores en liza, con escenarios que pueden ser un tanto inéditos a partir de mañana, con mayorías o sin ellas, con pactos o acuerdos, pero con algo que no nos puede faltar, más democracia. ¿No les parece?