Lo dijo alto y claro el que se supone máximo mandatario mundial, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama: «Queremos una España fuerte y unida». El mensaje no puede ser más rotundo, pero dos días más tarde el Ejecutivo comunitario fue también taxativo al señalar que si una región de un Estado miembro se declara independiente estará «automáticamente fuera» de la UE. Y antes lo dijeron Ángela Merkel y David Cameron. Pero ya sabe que no hay peor sordo que quien no quiere oír.
Artur Mas y sus huestes independentistas no están por la labor de salirse de esa hoja de ruta que conduce a la ilegalidad e incluso sobrepasar los límites de la convivencia. Parecen también dispuestos a llegar a una situación suicida, porque fuera de la UE no hay futuro.
Al sur de esta nación llamada España, la dirigente andaluza Susana Díaz, reincorporada a su puesto como presidenta de la Junta, ha dejado clara su postura: No pueden admitirse singularidades en Cataluña que signifiquen privilegios. Su contundencia recogió el aplauso del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien así se manifestó este jueves en su visita a Antequera: Es «importante» que los grandes partidos estén de acuerdo «en algunos temas».
La presidenta andaluza no deja lugar a dudas y ni siquiera abre la puerta a una reforma constitucional como propone su secretario general socialista Pedro Sánchez o algún ministro del PP. El mismo García Margallo, responsable de la política exterior española, se ha metido en la campaña catalana hasta el punto de que protagonizará un debate, cara a cara, con el líder de Esquerra, Oriol Junqueras. Veremos con qué resultado, pero no sobrará que por todos los medios posibles se intente convencer a los catalanes de las ventajas que supone la unidad de España, algo que ha escaseado desde el gobierno de Rajoy o en partidos que se han mostrado titubeantes en este aspecto, como han podido ser los socialistas catalanes.
A una semana de llegar a las urnas, la cosa se pone calentita, sobre todo después de que los bancos y cajas se manifestaran por primera vez sobre la secesión, aunque no fuera de manera explícita. Incluso los que tienen sede en Cataluña amenazan con irse de allí si se declara la independencia. Con la banca han topado. El mensaje debería ser un baño de realidad y poner punto final a un sinsentido. El que no entienda que los poderes económicos y financieros mandan mucho está apañado. ¿No les parece?
P.D. Se cumplen cien días de los gobiernos locales. Es el periodo de gracia generalmente establecido a partir del cual se someten a examen las acciones o inacciones en la gestión política. Cada uno puede ejercer la crítica y el poder aceptarla o no. Allá él.