Esta semana se ha hablado mucho de Constitución y de partidos políticos, fundamentalmente de uno de ellos. La celebración de la festividad del 6 de diciembre ha propiciado un año más el debate sobre si conviene o no su reforma, pero la sombra italiana ha hecho poner los pies en el suelo a quienes intenten modificar el texto de nuestra Carta Magna. Rajoy se muestra sensato cuando dice que está dispuesto a estudiar cualquier «reforma razonable», lejos de ocurrencias. La clave del éxito, imprescindible, para afrontar esta tarea, se encuentra en el consenso, el que hace 38 años sirvió para construir el Estado de Derecho del que gozamos.
No parece que el momento sea el más adecuado, ya que cualquier cambio de calado hace necesario un referéndum. Están muy claros los resultados obtenidos en los últimos plebiscitos, en los que las mayorías se manifiestan como votos de castigo contra el sistema. En España el problema territorial no es menor y no hay que descartar que encuentre una mejor solución constitucional. El Gobierno del Partido Popular ha iniciado su mandato dando un giro radical, con la misión encomendada a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría de acercamiento a Cataluña. Implicarse en el «deshielo catalán» demuestra que la cuestión se ha dejado enfriar demasiado. Ojalá que las complicidades que se buscan ahora sean efectivas sobre la base del diálogo y la negociación para cerrar heridas y acercar posiciones. Respecto a la formación política sobre la que está el foco, Podemos, se ha abierto en ella una lucha por el poder y sobre cómo debe encarar su futuro. Es curioso que ahora en una nueva formación se denuncien comportamientos faltos de democracia, cuando la Constitución señala que los partidos deben serlo en su estructura y funcionamiento. Y lo que está por demostrar es que siempre sea mejor la participativa o asamblearia que la representativa.
Lo que hacen falta son liderazgos responsables. Veremos cómo llegan Iglesias o Errejón a esa conferencia política en el mes de febrero, que han hecho coincidir con el congreso del PP. No dudo de que Rajoy revalidará su liderazgo y demostrará la solidez y el músculo de un partido absolutamente consolidado. A Podemos, en cambio, le queda mucho por delante, construir sobre unos cimientos que no sólo sean una amalgama de tendencias variopintas. También el PSOE tendrá que afrontar una refundación en los próximos meses en su congreso, una última oportunidad para su supervivencia si no es capaz de recuperar la historia y cultura de su propio partido. Y acabo con una muy mala noticia para Andalucía conocida esta semana. El informe Pisa revela una gran brecha educativa entre esta comunidad y el resto de España. La Junta no debe intentar justificarse o lamentarse sino trabajar intensamente para mejorar. ¿No les parece?