Ciudadanos acorta la distancia con el PP y adelanta al PSOE; el PP resiste el envite de Ciudadanos y confía en el 21,3 de indecisos; el PP supera a Ciudadanos sólo entre los votantes de más de 65 años; Ciudadanos pisa los talones al PP, y desbanca al PSOE como segunda fuerza; PP y PSOE caen hasta los peores resultados de la historia; el PSOE no despega y sufre para ser alternativa al PP; el estancamiento del PSOE obliga a Rivera a decidir entre apoyar a un PP que resiste o aliarse con la izquierda que se difumina. Son titulares aparecidos en periódicos con distintos enfoques tras conocerse el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), con enfoques todos reales (es una de las grandezas del periodismo), sobre este estudio serio y solvente de intención de voto.
Se repite hasta la saciedad que es la foto del momento o que refleja claramente una tendencia. Las interpretaciones y opiniones pueden ser variadas y ver la botella medio llena o medio vacía, pero les apuntaré otro dato objetivo de esta encuesta: Ciudadanos es el primer partido en voto directo.
Albert Rivera se luce en la cresta de una gran ola en momentos delicados –los peores hasta ahora– para los populares, acuciados todavía por casos como el de Cifuentes y el nuevo episodio del esperpento independentista catalán con la designación por parte de Puigdemont de un presidente «provisional», el tal Quim Torra. Lo llamativo es que el apoyo de Ciudadanos a Rajoy sobre este tema se ha roto. Rivera adelanta a Rajoy por la derecha y le exige alargar la vigencia del artículo 155, algo sumamente delicado, difícilmente aplicable preventivamente pero no descartable, ante el desafiante discurso de ayer del candidato marioneta y radical. La brecha entre PP y Cs parece imparable de cara a las municipales. Aunque a un año vista todavía, estos comicios siempre han marcado el resultado de las generales.
La secuencia en Andalucía es otra, porque las autonómicas serán la antesala de las locales, con adelanto o sin él. Algo que decidirá Susana Díaz cuando toque. Todavía no, porque se vanagloria y presume de la estabilidad de su gobierno y ha renovado fuerzas y propuestas en el debate general celebrado esta semana. La gran pregunta es si durará lo suficiente para agotar la legislatura o el hecho de que si no obtiene el respaldo para los Presupuestos de 2019 llegue la inestabilidad y justifique anticipar la convocatoria. La clave la tendrá Ciudadanos en esta comunidad, en muchas otras y también en ayuntamientos, de consumarse su éxito electoral. Rivera ha demostrado ser un buen ambidiestro, sustentando al PP o al PSOE, pero ya no garantiza que apoyará al partido más votado, entre otras cosas porque estará en función de cómo y de qué manera entre en los distintos gobiernos, algo fundamental para consolidarse o diluirse. Después de respaldar los Presupuestos de Rajoy, ahora toca distanciarse de él. Rivera tiene la ventaja de la debilidad de sus adversarios políticos, aprovecha ese viento a favor y es capaz de tomar la iniciativa. No es poco.
¿No les parece?