Lorca, víctima de Granada

Federico García Lorca murió vilmente asesinado en Granada por unas razones u otras, hubo responsables por acción u omisión, por venganza, ideología, condición. Da igual. Fue injustamente fusilado en agosto del 36, al mes de iniciarse el levantamiento militar por quienes ganaron la guerra y gobernaron después durante cuarenta años. Sobre este execrable suceso ha pesado como una losa de amargura, silencio, vergüenza ser aquí donde se puso fin a la vida de un inocente. A partir de entonces Lorca y una parte de Granada, la peor, empezaron a alejarse. No hubo reconciliación y me temo que tampoco ahora, pese a la llegada de su legado este pasado viernes.
El camino que se inició hace catorce años con el aparente consenso entre su familia y las diversas instituciones, los dos partidos mayoritarios, populares y socialistas al frente, se fue disolviendo como un azucarillo y se convirtió en un calvario tortuoso, un caballo de batalla política y confrontación, sobre el que se mezclaban sombras y realidades de despilfarro y corrupción, con delito incluido de malversación por parte de un empleado. Intereses personales y de partido han primado sobre una propiedad de carácter privado, aunque otra cosa es el edificio público costeado con participación de fondos europeos.


Federico es universal, como su obra, pertenece a todos pero su legado artístico y documental fue de sus antepasados y luego de la fundación que constituyeron. Todavía parece que hay una parte de Granada que no se ha enterado. Se trata del mejor legado literario existente en España, tasado en su momento en unos veinte millones de euros, y de los más valiosos del mundo.
Se ha podido gestionar con aciertos o errores, incluso sus propietarios pudieron venderlo hace tiempo, aunque ahora han decidido una cesión, un usufructo, por tres años, y que se aloje en el centro que lleva su nombre en la plaza de la Romanilla. Su contabilidad, gastos y facturas incluidas han sido aceptadas por las intervenciones del Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Granada, que no han detectado menoscabo de dinero público, por lo que no tiene mucho sentido que los grupos políticos de la oposición se enzarcen en pedir a la Fiscalía una investigación sobre el convenio que se firmó el pasado mes de diciembre o el acuerdo previo entre la fundación y una entidad financiera.
En cualquier caso, bienvenida sea la transparencia y que cada uno aguante la responsabilidad de sus acciones o la incapacidad demostrada, pero aprovechar un pleno municipal para intentar empañar un día tan señalado es de nuevo convertir a Lorca en una víctima injusta. El objetivo a partir de ahora tiene que ser mantener y engrandecer aún más el legado de este poeta y dramaturgo como referencia y escaparate de la mejor Granada que podemos mostrar al mundo entero. ¿No les parece?