Nos encaminamos a los últimos días de agosto con ciertas preocupaciones. Una es que el brote de listeriosis que se inició en julio en Andalucía no se ha caracterizado por ser un modelo eficaz de gestión sanitaria ni informativa. Cuesta entender que se tardara tanto en detectarlo y emitir la consiguiente alerta hasta el 15 de agosto, luego se procediera a la retirada hace tres días de otros dos productos procedentes de la misma fábrica que contienen la bacteria y para colmo se descubra que también se ha comercializado carne contaminada a través de una marca blanca mal etiquetada. Hay motivos para censurar el desarrollo de esta crisis, por lo que deberían revisarse todos los procedimientos, desde la inspección, control, análisis y pedir las responsabilidades correspondientes, con lealtad entre todas las instituciones y sin caer en la típica confrontación partidista, para evitar negligencias, errores y episodios similares.
Lo equivalente a la listeria en la política nacional es la parálisis. Seguimos jugando a la ruleta para llegar a una nueva investidura. Pedro Sánchez marca los tiempos, se piensa las posturas y jugadas. Está cómodo. En seis meses no ha comparecido en el Parlamento, pero se ha entretenido en más de una docena de reuniones con diversos colectivos sociales y económicos para presentarse como candidato frente al que no hay otro alternativo. Tiene hasta el 23 de septiembre para que Podemos se olvide de la imposible coalición, la vicepresidencia y esos ministerios que reclama, y ponerse en modo colaboración y entregarse. Eso o elecciones para el 10 de noviembre y seguir sin gobierno hasta febrero del año que viene. Casi nada, cuatro convocatorias en cuatro años, con una campaña electoral en la que habría que lidiar con la sentencia del ‘procés’, la salida del Reino Unido de Europa, un panorama económico que ya se vislumbra pesimista, camino de una nueva recesión, y una parálisis en la capacidad de decisiones que repercute en dificultades para la financiación autonómica, de la que los independentistas catalanes quieren sacar tajada.
Si los socialistas creen que volver a las urnas sería lo mejor, parece que los populares piensan lo mismo y así lo ha expresado su nueva portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo. Incluso han lanzado la propuesta de esa ‘España Suma’, al estilo de Navarra, capaz de ganar pero no de gobernar, ya que el PSOE ha preferido alcanzar el poder en aquella comunidad gracias al aval de EH Bildu. Pero Casado se siente fuerte tras conseguir alcanzar la Alcaldía y la Comunidad de Madrid frente al silente Abascal y un mudo Rivera. Ni Vox ni Ciudadanos parecen pasar por sus mejores momentos. No es fácil ser segundo o tercer plato en un menú tan variopinto de partidos. Eso de mover el árbol y que otros se lleven los frutos será el caballo de batalla en el día a día donde se han puesto en marcha las coaliciones, porque al final se trata de ofrecer logros y resultados al electorado para seguir gobernando. Es el caso del Ayuntamiento de Granada, donde se ha abierto una crisis que pone en solfa el acuerdo nunca escrito por el que PP y Vox votaron al candidato de Ciudadanos como alcalde. Demasiada inestabilidad e incertidumbre. ¿No les parece?