Siento, luego existo y pienso.
Antaño solía decirse que era desaconsejable dormir junto a aquellos aparatosos relojes despertadores porque el corazón terminaba latiendo al mismo ritmo que el monótono tic-tac de su ruidosa maquinaria. También acostumbramos a recordar, en conversaciones banales, el refrán “dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición” para indicar que dos…
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