Mi tertulia cofrade con… Rosario Porcel

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La Hermana Mayor de la cofradía de la Obediencia de Guadix espera con especial ilusión la salida de su hermandad la cercana Semana Santa.

Tras una Cuaresma intensa, todo está ya preparado en su cofradía, una de las más conocidas y queridas de Guadix, para vivir una Semana Santa intensa.

 

– ¿Cuánto tiempo lleva en su hermandad? ¿A qué hermandades pertenece?

Yo entré a formar parte de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Penitencia Nuestro Padre Jesús de la Obediencia, María Santísima del Mayor Amor y San Juan Evangelista el 13 de marzo del año 1994, este año he celebrado 20 años que aún me saben a poco. Aunque mi vida religiosa es muy activa y variada, a nivel de hermandades no pertenezco nada más que a ésta Cofradía y a una Hermandad de Gloria del Sagrado Corazón de Jesús de mi pueblo natal, Purullena, dónde formé parte de la directiva muchos años, y en la que llevo como hermana desde niña.

 

– ¿Qué significa para usted ser el hermano mayor de su cofradía?

Servicio, esa es la palabra principal que abraza y define todo lo que para mí significa.

Estar a la cabeza de una corporación es servir a los hermanos en sus necesidades con respecto a lo que define a esta hermandad, no solo representar y gobernar, trabajar por los proyectos, realizar los actos religiosos o los marcados por las reglas, sino también ayudar al que esté necesitado materialmente, y sobre todo, servicio en las necesidades espirituales de cada uno de ellos. Que todos sintamos que pertenecemos y contamos con una familia, y que en ella me encuentren a mí para lo que sea.

 

– ¿Cómo vive el día de su salida procesional desde que se levanta? ¿Cuál

es el momento que vive con más emoción?

Nosotros hacemos estación de penitencia en la Madrugada del Viernes Santo, así que mi inicio es la mañana del Jueves Santo. Día que comienzo como todos los días rezando  y meditando en la intimidad. En la mañana suelo ir a la casa de hermandad, este año es el primero como Hermana Mayor, en los anteriores me ha gustado ir a colaborar en lo que he podido, este año haré junto con el Diputado Mayor de Gobierno y la Secretaria Primera la lista definitiva del cortejo, repasaremos que todo esté en orden, y ultimaremos los detalles.

 

Almuerzo con mi familia y después asisto a los Oficios del Jueves Santo. Al terminar los Oficios suelo escaparme rápidamente a ver las Hermandades que ya están procesionando en Guadix, Nuestro Padre Jesús Nazareno “El Llavero” y María Santísima de las Lágrimas. Tomo algo rápido para el sustento del cuerpo y ya estoy en nuestra Iglesia de San Torcuato, preparándome para salir. Después de colocarme la túnica y esparto suelo entrar en la Iglesia e irme a contemplar a Jesús Obediente, ya iluminado por los faroles encendidos, ya perfumado con las flores del paso, preparado en su capilla para salir. Es un momento muy importante para mí, ya que a lo largo de todo el recorrido no lo puedo admirar. Nuestras reglas acertadamente prohíben mirar atrás a todos los hermanos (salvo excepciones como el capataz y celadores), y es en éste momento en el que grabo su imagen en mi retina para tenerla en mi memoria todo el tiempo esa noche. Luego voy a ver a mi Madre del Alma, mi Señora del Mayor Amor. Ella está engalanada en el altar mayor. Ella nos despide y nos espera, nos consuela y da calor. Silencio, mucho silencio. Todos los bancos están ocupados por los hermanos y sin embargo todo es silencio, porque son momentos de oración que todos vivimos. El silencio nos da la oportunidad de estar en conversación con Jesucristo y María.

 

Nuestro consiliario da inicio a los cultos previos a la salida. Oraciones, reflexiones, meditaciones, música de voces masculinas que hablan de la noche de la pasión, adoración a la Santa Cruz… todo ello invita a lo que será el culmen, la estación de penitencia pública y todo ello nos lleva a una comunión. La secretaria dará lectura de la lista de la Cofradía, y ésta se irá formando en cortejo dentro de la Iglesia. Ya se oye el murmullo de la gente en la calle, esperando, ellos intentan escuchar algún ruido nuestro, se asombran, no oyen nada. Nosotros ya estamos como embargados de una paz interior que hace que todo sea tranquilo, sereno, estamos llenos de un algo especial, no necesitamos hablar, los movimientos son relajados…

 

El Hermano Mayor (este año por primera vez seré yo), le haré entrega de la hermandad al Diputado Mayor de Gobierno, y éste tomando la palabra nos manda cubrir el rostro. Es la hora, las puertas de San Torcuato se abren, la Diputada de Cruz Guía sale la primera, mira el cielo, comprueba que todo está bien en la calle, se hace la señal de la Cruz, y así en silencio, con el palermo da dos golpes en el suelo, señal de que el cortejo puede empezar a salir. Cuando Nuestro Padre Jesús de la Obediencia inicia su camino, la música de capilla rompe la noche, alguna voz masculina canta un motete, a veces una saeta, pero al final silencio. Contagiamos ese silencio, esa paz, y eso para mí es el momento que más me gusta, porque qué sería de lo que hacemos si no transmitiéramos al pueblo. Para hablar con el Señor hay que desvincularse del mundo, de los ruidos, de nuestro propio pensamiento que no nos deja… por momentos, eso se contagia y aunque sea solo una la persona que se dirige a Jesús Obediente en oración, ya ha merecido la pena.

 

A la vuelta cuando entra la Cofradía en el templo, el Señor se despide del pueblo, se cierran las puertas, se reza por los difuntos, el Diputado Mayor de Gobierno da la orden de poder descubrirnos, y devuelve la hermandad al Hermano Mayor. Ese momento también es maravilloso, os puedo asegurar que la mayoría de los asistentes han vivido unas horas sin igual, y eso se transforma muchas veces en lágrimas, no por el objetivo conseguido, sino por la experiencia de poder conversar con el que siempre nos escucha. Hay muchas situaciones, mucho que no puedo explicar, pero sí que invito a vivirlo a todo el que lo desee.

 

– ¿Cómo se presenta la Cuaresma para usted?

Pues cargadita de trabajo, gracias a Dios. Son muchos los actos que hay que atender, que preparar, que asistir… pero con mucha ilusión y deseo de hacerlo. También es un tiempo en el  que dedico más tiempo a la formación personal, a la oración. Son días que desconecto mucho de la televisión y de otras cosas ociosas, y lo dedico a prepararme para la Semana Santa.

 

– ¿Y para su hermandad?

Ella vive grandes días todo el año, pero especialmente en Cuaresma, es un no parar, la inicia el martes anterior al Miércoles de Ceniza con el Quinario a Nuestro Padre Jesús de la Obediencia, que culmina con la Función Principal de Instituto de la Cofradía el primer domingo de  Cuaresma. La misa mensual de la hermandad el tercer sábado de marzo con adoración al Santísimo Sacramento. Hace poquitos días, como es nuestra tradición, ha realizado el XXVI PREGÓN DEL COSTALERO DE LA CIUDAD DE GUADIX, también este año organiza el pregón Oficial de la Semana Santa de Guadix.

 

El 5 de abril participará en el Vía-crucis oficial, junto con todas las hermandades de Guadix. El sábado de pasión tenemos la Misa del Nazareno, el Domingo de Ramos la Póstula y besamanos del Señor.

La edición del Boletín anual OBEDIENCIA, que ya se está imprimiendo, cargadito de artículos muy buenos e interesantes. Asiste a todos los eventos del resto de las hermandades, siempre que puede. Hay para todo.

 

– ¿Cuáles son los grandes proyectos, o retos, para el futuro inmediato en su cofradía?

A nivel de enseres el proyecto más inmediato es la restauración del paso del Señor. A nivel religioso el reto es que éste año procesione extraordinariamente Nuestra Señora del Mayor Amor por las calles accitanas. A nivel de hermanos nuestro trabajo va a ir enfocado en crear una familia donde quepan todos, con diversas actividades culturales y de ocio; y sobre todo, potenciar la formación religiosa de todos. No podemos seguir teniendo una fe de niños pequeños, para estar en una cofradía no basta con lo que aprendimos en el catecismo cuando íbamos a hacer la primera Comunión. Es interesante y necesario madurar esos conocimientos y adecuarlos a lo que hoy somos. Tengo que destacar, que todo lo que he dicho no es posible sin la Junta de Gobierno que me acompaña. Son unas personas maravillosas y trabajan mucho. Sin ellos no se podría hacer absolutamente nada, y también a otros hermanos que sin tener cargo oficial se desviven por la hermandad, y sin interés de figurar están trabajando como uno de nosotros. Doy gracias a Dios por todos ellos, hasta por el que no puede ayudar nada más que pagando su cuota. Todos son necesarios para que los proyectos se lleven a cabo y todos son los granitos de arena que hacen una gran montaña.

 

– Como cofrade, ¿cómo ve el estado de salud de la Semana Santa de hoy en día?

Yo no puedo valorar lo que hay en el corazón de cada cofrade, quién soy yo para juzgar lo que solo Dios conoce. Puede parecer que muchos están en las Cofradías como si fuese un hobby o como el que se apunta a un equipo de fútbol, pero es que cuando rascas un poquito a cualquier persona salen otras cosas, vivencias, sensaciones, experiencias que no suelen contar. La sociedad que vivimos nos empuja a muchos a ocultarnos, y a disfrazar nuestro Cristianismo Cofrade para no ser atacados. De manera estética la Semana Santa ha evolucionado, hay más hermandades, más imágenes, muchos actos, incluso a nivel económico interesa, atrae turismo, todo se ha animado en esos aspectos, por lo tanto la cara yo la veo bien, el interior es lo que hay que cuidar y cultivar para que los frutos sean más espirituales y nos acerquen a lo importante, a los sacramentos, ¿cómo está la salud en ese aspecto? Aparentemente floja, pero solo Dios lo sabe.

 

– Un deseo para la Semana Santa de 2014.

Que haga buen tiempo, es natural que lo pidamos todos. Otro deseo es que como poco cada vez que todos contemplemos una imagen la admiremos artísticamente, pero sobre todo espiritualmente y pongamos a sus plantas nuestras oraciones cargadas de anhelos, sufrimientos y nos llenemos de esperanza.

 

 

DE CERCA:

– Un recuerdo de su infancia como cofrade:

No tuve infancia cofrade, hasta los dieciocho años no pude ver una Cofradía en procesión por primera vez en persona, pero sí que hacía una cosa desde muy niña, veía todas las procesiones que salían por televisión, Sevilla, Málaga, etc. Me encantaba y me quedaba toda la noche viéndolas.

 

– Una Imagen de Cristo de nuestra Semana Santa:

Todas son hermosas, pero la que más me transmite y más me emociona es la de mi hermandad, lo siento pero aún no he encontrado otro que me haga sentir como Nuestro Padre Jesús de la Obediencia. Cuando procesionó por primera vez, yo no era hermana, ni conocía nada de la hermandad, y lo vi bajar por las calles del barrio de Santa Ana, me enamoró, los busqué y me apunté. Cuando ahora tengo la oportunidad de tenerlo cerquita pienso que así tuvo que ser de verdad.

 

– Una Imagen de Virgen de nuestra Semana Santa:

Todas maravillosas, todas me transmiten y me hacen rezar,  aunque hay varias que me dejan más embelesada. Distingo en principio María Santísima del Mayor Amor, su pose es tan peculiar, con la cabeza inclinada en actitud amorosa y tierna, su mirada, creo que es natural que sea ella mi predilecta, como para otras personas la suya. Después de ella me quedo con la Humildad de Guadix que junto con Santa María de la Alhambra (ambas del mismo escultor, Torcuato Ruiz del Peral) me gustan mucho, y termino con la Soledad Coronada, Nuestra Señora de la Amargura y María Santísima del Refugio de Guadix.

 

– Una hermandad, que no sea la suya:

Todas. Cada una con su carisma, en todas veo y siento cosas. Tal vez destacaría la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas y Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos de Granada.

 

– Una marcha:

La Madrugada de Abel Moreno.

 

– Un momento especial de la Semana Santa (que no sea con su cofradía):

Contemplar el Cristo de la Misericordia el lunes santo, por el barrio de cuevas, la bajada por las cuestas de Santiago, cuando encienden las antorchas, hay un respirar impresionante. El humo de las antorchas no deja ver los costaleros, y parece que Jesucristo baja solo, me emociona mucho.

 

– Su rincón para ver cofradías:

Las callejuelas, las más estrechas, donde hay dificultades.

 

– Su momento más feliz como cofrade:

Cuando se cierran las puertas de la iglesia de San Torcuato recién terminamos la estación de penitencia, ver culminado el acto.

 

– Y el que le hubiera gustado no vivir: son pequeños momentos que no les doy importancia pero en los que por desgracia vives situaciones con personas que no tienen educación ni respeto. Son muy pocas, pero están, lo que no comprendo es porqué van. Yo no voy a ver algo que de antemano sé que no comparto.

 

– ¿Con que adjetivos definiría nuestra Semana Santa?

Apasionada, sentida, colorida, el olor a incienso, a flores, embaucadora, pragmática, evangelizadora, etc.

 

– Cuéntenos alguna anécdota cofrade que haya vivido usted.

Hace unos días vinieron de excursión varios autobuses a Guadix. Visitaron el museo de la S.A.I. Catedral, y conversaron con el Diputado Mayor de Gobierno y Teniente Hermano Mayor de nuestra hermandad varias personas que venían de Sevilla. Él los invitó a visitar nuestra casa de hermandad. Vinieron dos matrimonios, uno de ellos eran hermanos apasionados de la Macarena, el otro matrimonio igual pero del Gran Poder. Compartimos momentos preciosos, y muy graciosos también, pero lo que más me dejó impresionada es que ellos desconocían que en Guadix se amase tanto la Semana Santa, hubiese tantas cofradías y que desde nuestra más sincera humildad, tuviésemos tantas actividades. Lo que más les gustó es que se puede hacer la estación de penitencia con menos distracciones, iniciándolas a puerta cerrada, pudiendo sentir el momento más cercanos a Jesucristo y en oración, ellos no podían por ser demasiados. Anhelaban poder hacerlo así. Yo los invité a que un año se viniesen, y lo curioso es que aceptaron la invitación con mucho gusto.

 

– Por último, a quien vaya a ver su cofradía este año en la calle, ¿en que le destacaría que debe fijarse?

Deben fijarse en lo importante, en Nuestro Padre Jesús de la Obediencia, lo demás es secundario. Momento más bonito estéticamente… cuando baja por la calle de la Iglesia de la Concepción, se inunda de incienso y se refleja su sombra en la pared, o por el callejón del Cotarro, o por la de su propio nombre, Jesús de la Obediencia, la salida o entrada al templo, subir las cuestas de Santiago, o en Tribuna… ; lo siento, destacaría todo, no puedo evitarlo.