En este Domingo de Ramos, mi homenaje a todos los compañeros que deberán contar la Pasión y que, además, disfrutarán haciéndolo.
Acaba de llegar. Escribe mi compañero José Antonio Rodríguez en su Twitter esta noche que “El tiempo venció al tiempo”, aunque supongo que a esta hora lo que más tiene él entre las manos sea precisamente tiempo para hablar, mostrar, asomarse y deleitarnos con la semana en la que el tiempo no existe. Le pasa a él, y nos pasa a muchos que aguardamos ya que nos indiquen que estamos en el aire… en el aire bendito que sabe a Domingo de Ramos.
Escribe, Manuel Jesús R. Rechi (ese fotógrafo que desde detrás de un objetivo no deja de mirar la vida a la luz de los cirios que nunca se apagan), que ya es año nuevo. Y lo cierto es que ésta noche de la víspera tiene mucho de Año Nuevo, y de víspera de día de la lotería en la que tienes el convencimiento de que te toca el premio gordo al día siguiente. Y también de noche de Reyes en la que esperar a tres magos que dejen en los zapatos el oro de los respiraderos de un paso, el incienso de los acólitos precediendo al palio y la mirra cuyo olor nunca superará al de las jarras entrevarales de la Concha por la Carrera del Darro.
Pero, ante todo, esta si que es una nochebuena. La noche buena en la que el tiempo se convierte en un paso que se nos hecha encima, y no hay llamador que Fran López de Paz, Cattoni y de la Linde sean capaces de levantar. Una nochebuena para, como escribe José Javier Comas, “soñar una noche más…”.
Me lo recordaba en las redes sociales ese buen aprendiz de periodista que es José Carlos Calvo, recogiendo palabras de Oscar Wilde: “A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante…”. Este es el instante preciso en el que Rafa Troyano, y todo su equipo, nos devolverán nuestro ser cofrade, o en Canal Sur Jesús, Encarna y el resto de compañeros. El instante preciso para que Jorge y toda TG7 comiencen su cofrade directo en una tarde sin nubes, o para que en la COPE, Jorge de la Chica, vuelva a soñar a los sones de la marcha “Amargura”, o para que ‘La Chicotá’ y el resto de amigos de la Costa Tropical den, precisamente eso, chicotá tras chicotá en una semana que quiso tener ocho días.
Este es, realmente, el instante preciso, en el que los periódicos dejan hojas en blanco para que las llenemos contando, una vez más, la pasión que a todos nos envuelve, y a nuestras ciudades también. Y Rocio Moltó, por Málaga, se emocionará ante el micrófono al ver avanzar a Cristo por la Alameda, o Pepe Vegazo, en Jérez, cuando la saeta sea capaz de marcar en un solo quejío todo el arte flamenco que tiene su tierra. Santi Souviron enseñará al mundo su Cautivo, Esteban Romera su Esperanza, Javi Macías hablará de la Amargura, Vicente Gomariz de su Viacrucis… y así cada uno de los compañeros que, en estos días que el tiempo nos ha echado encima, tendremos la misión de contar lo que no necesita ser contado, lo que simplemente requiere llegar al corazón por la vía rápida de los sentimientos.
Por eso me acuerdo de todos ellos en esta noche del día más esperado; en esta noche que tenemos los folios aún limpios, los micrófonos en silencio aguardando sonidos y las cámaras buscando la luna, casi llena, para hacer balance de blancos. Va por todos vosotros, compañeros. Tenemos por delante la misión más bonita que nos podían encomendar: contar la pasión de nuestras ciudades, que en definitiva es contar nuestra propia pasión… (y sin que nos crucifiquen en el intento).
Va por vosotros mis últimas palabras antes de que ella llegue. Las próximas que escriba serán ya para contar que todo comienza a acabarse… hasta entonces disfrutemos oyéndola llegar.
Buena semana para todos, y que esté siempre llena de pasión.
Pd.- Y si me lo permitís, y aunque sabéis que yo no soy dado a eso de las dedicatorias, esta entrada del blog se la dedico a Rechi, Comitas y José Antonio, a los que este Domingo de Ramos tengo la suerte de poder llamar, además de compañeros, amigos.