El Hermano Mayor de la cofradía granadina de Los Salesianos recuerda con nosotros la última Semana Santa, tanto las vivencias en la estación de penitencia de su corporación, como en el desarrollo del resto de las jornadas.
– ¿Con qué momento te quedas de la última Semana Santa y por qué?
Con Toda la Estación de Penitencia de mi hermandad. Modélica y sufrida en todos los aspectos tras un año duro de trabajo pero ilusionante que finalizó con el fallecimiento de Paco Alvarez al que siempre tendremos en nuestra memoria.
– ¿Cómo valoras el desarrollo de la última Semana Santa en tu ciudad?
Altamente positivo. Hubo mejoras en todos los aspectos. El cambio de carrera oficial fue todo un éxito y el nuevo itinerario de la hermandad permite un regreso mas arropado por el público y prácticamente no supone ningún cambio en los horarios.
– Personalmente, ¿cómo has vivido la última Semana Santa?
Con total intensidad preparando la estación de penitencia de la hermandad y viviendo en la calle todas las hermandades y actos que tuvieron lugar.
– Lo más positivo y lo más negativo de la misma.
En el aspecto positivo; El ambiente que tuvo Granada durante toda la semana, el tiempo que nos acompaño y la ilusión y las ganas que demuestran todas las Juntas de Gobierno de las Hermandades pese a la mala situación económica.
En el aspecto negativo: La falta de hermanos en filas. Es un problema que en la Semana Santa de Granada debemos de solucionar. Muchos hermanos de medalla en acera que no efectúan su Estacion de penitencia.
– Desde la crítica constructiva, ¿qué mejorarías de cara al próximo año?
Los niños recogiendo cera en la carrera oficial que entorpecen el andar de los cortejos. Se tendría que regular mejor el uso de los pasillos peatonales para no entorpecer el paso de las hermandades.
– Enuméranos 3 momentos que nunca olvidarás de la última Semana Santa.
Es difícil quedarse con momentos al ser mi primera Semana Santa como Hermano Mayor. La he vivido al máximo desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurreccion. Con cada hermandad que he visto, con la estación de penitencia de la mia y con cualquier momento que se vive en bares o el simple hecho de tomar una torrija. Ha sido una experiencia inolvidable.