Afirman los psicólogos que a lo largo del día una persona llega escuchar una media de doscientas mentiras, ajenas y propias. Se miente porque funciona, bien para eludir un castigo, o bien para obtener una recompensa. Es un instinto nato que arrastramos desde nuestros orígenes, como nos recuerda la Bíblia con Adán y Eva. Su primer pecado no fue otro que mentir. No podemos vivir sin la mentira pese a comprometer con ella nuestra honestidad. Nada sale gratis, y menos una mentira descubierta. (más…)