Las excentricidades de algunos emiratís

Tener excentricidades cuando se tiene dinero, pues qué quieres que te diga, no está mal; es más, está muy bien, que al menos le das al coco y te sales de lo cotidiano, y si eres árabe, pues mejor, que no vas a estar todo el día con el Corán, no salir a la calle a tomarte una cañita porque está prohibido ni coquetear con una mujer porque te caen tropecientos años comiendo dátiles.

Eso no es vida, aunque luego en casa, de puertas para adentro, y para afuera, cuando viajan a Europa, todo sea una fiesta del copón y a tomar viento las ideologías y las creencias, que creer sí, pero no tanto. Por eso, esas frikadas emiratís tienen su gracia y son comprensibles, sobre todo cuando las haces con tu pasta.

Lo malo es lo que sucede en España, cuando arruinados como estamos, con tu money y el mío, a un iluminado se le ocurre hacerlas, como es el caso de una pista seca de esquí en una pedanía vallisoletana, Villavieja del Cerro, con menos de 100 habitantes, que costó 12 millones de euros y lleva ocho años sin usarse, que ya se sabe que los Alpes suizos, Chamonix y Villavieja del Cerro… igualito el asunto.

Pues en esto de las extravagancias y del dicurrir, los emiratís tienen las suyas, y hasta los que controlan el Libro Guinnes han abierto una oficina en Dubai porque es tal cantidad de ocurrencias que no dan abasto para llenar páginas y páginas de novedades. Y en este viaje por los 7 emiratos, un día acabé en medio de un desierto en el museo del jeque Hamad Bin Hamdan Al-Nahyan, que tiene más de 400 coches, y lo primero que me encontré fue este vehículo / bola del mundo, que con el tamaño de las ruedas ya te puedes imaginar el resto.

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Y en ese mismo lugar también estaba una impresionante casa con ruedas a todo lujo y un Mercedes con unos meganeumáticos, que ya me dirás para qué quieres todo esto, que tiene que ser la reoca repiroca ir de finde con un trailer de cuatro ejes por las carreteras y tú atrás, en la bola del mundo, sacando unas veces la cabeza por una ventana en Senegal y otras en Villalpando o en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real).

Y mientras sacas la testa o sesera, si es que te queda algo de ella, todo el personal mirándote y tú en plan… «¡¡¡ sube joé, que aquí cabemos todosssss !!!». «¡¡¡ Que síííííííííí, que soy el jeque Alalhalguisande y no vamos de copeooooooo yujjjuuuuuuu!!! ¡¡¡¡ subeeeeee !!!!». Y así de jaima en jaima, con burka o con pijaima, total estás de fiesta…

casa

coche

Y en otro lugar en el que estuve, en el Emirato de Ajman, junto con Khalid Ghanem Al Omari, mano derecha del emir y un tipo supersimpático, pero que muy simpático, pues en la casa del mandamás (un apasionado de los caballos que tiene más de 170 y una impresionante sala con trofeos) me encontré esta moto / caballo.

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Yo no sé si la utiliza, porque estaba limpia requetelimpia, o igual lo que le mola es ver como una patrulla de indios o afganos tiene como única misión en la vida conseguir desgastarla a ritmo de bayeta, pero allí estaba la moto / caballo en una de las muchas salas de recepción de autoridades.

Y así es y se escribe la historia: unos con estas cosas, que son como ensoñaciones, y otros… pues ilusionados con un sellito de euro y medio que encontré en un rastrillo y… pero la felicidad siempre estará más en cómo mires la vida que en lo que tengas, salvo que lo que tengas sea una jaima y estés en pijaima. Eso deber ser… placer de dioses 😉

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