Me encuentro casi por casualidad con Chema Rueda y Luis Salvador. Quiero decir que me los encuentro a los dos la vez.
El primero es de Patxi López, aunque eso ahora mismo es como hablar el esperanto. Y el segundo es el primer chaconista de Granada. Quizás uno de los pocos que se la hayan jugado en el próximo congreso a doble o nada mientras la mayoría prefieren no arriesgar ni media.
Escribe Luis Salvador en la Fundación Ideas: “Existe una visión conservadora dentro del PSOE que intenta que todo siga igual, que se le dé tiempo al tiempo, que el PP será presa de los problemas de gobierno que le aguardan y que el poder volverá a caer como llovido del cielo en nuestras manos”.
La cúpula del partido ha optado por movimientos tácticos para estar en todas partes. Que a menudo es la mejor forma de no estar en ninguna. La neutral Teresa Jiménez se ha mantenido neutral y Francisco Álvarez de la Chica y Juan Manuel Fernández se han repartido, uno con Chacón y otro con Rubalcaba.
Lo que sucede es que los dos candidatos gustan -y disgustan- en igual medida pero ninguno entusiasma.
“Tenemos que ganar pero no sabemos con quién”, me cuenta un socialista. Griñán no midió bien lo de traerse un congreso interno a Sevilla semanas antes de meterse en su campaña y ahora no encuentra cómo salir victorioso.
Le tira Rubalcaba, pero sabe que compartir otra vez estrado sería repetir la fórmula que los ciudadanos castigaron en las urnas hace tan solo unos meses. Mar Moreno se ha ido de avanzadilla con Chacón, pero tiene a Zarrías -y probablemente al chavismo- con Rubalcaba.
Demasiados gallos para el mismo gallinero.
Y para colmo de las tribulaciones la jueza Alaya -a quien en el PP apodan la Santa- descubre ahora que el presunto fraude en las subvenciones era algo más que una raya en el agua.
A un tipo que estuvo cuatro meses estudiando el comportamiento de los pollos en Alquife le concedieron una ayuda de 450.000 euros para montar una granja.
Pa su polla.
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