De Gaspar Zarrías no se sabe si ha resucitado tantas veces como ha muerto o incluso más. La última, en el pasado congreso federal del PSOE, donde su apuesta por Alfredo Pérez Rubalca vino a demostrar que Gaspar suele jugar con las cartas marcadas. Ganó, pero se tuvo que tragar varios goles en las listas al Parlamento y, además, no consiguió que algunos de los que habían estado en el movimiento contra Carme Chacón entraran en las candidaturas.
Desde ese momento empezó a fraguarse la ‘operación Zarrías’, una jugada a varias bandas que me han contado por distintas fuentes de la misma manera que ahora la cuento.
En vísperas de las elecciones del 25M algunas facciones dentro del PSOE empezaron a organizarse para repartirse lo que creían que serían los restos del naufragio. Buscaron alianzas en casi todas las provincias pensando, sobre todo, a cuatro años vistas. También tocaron Granada, aunque esto lo dejaré para la segunda parte.
José Antonio Griñán sabe que, durante la campaña, muchos de sus compañeros tenían la mente puesta en otra cosa. Hasta el mismo día de las elecciones.
La tarde del 25M, pocas horas antes de que cerraran los colegios electorales, el equipo de Griñán recibió una llamada desde Ferraz poco menos que para darle el pésame. Mientras el candidato socialista esperaba los primeros datos oficiales, un grupo tenía reservada otra sala en el mismo hotel. Dicen que el organizador fue el expresidente José Rodríguez de la Borbolla.
No esperaban otra cosa que el descalabro de Griñán para comparecer esa misma noche y proponer a la exconsejera Micaela Navarro como cabeza visible de una gestora. Por eso Griñán ha castigado a la jiennense dejándola fuera de su nuevo gobierno.
El secretario general de los socialistas andaluces aprendió aquella noche dónde tenía a los enemigos más peligrosos y se convenció de que en el inminente congreso del PSOE-A tenía que acabar con esta corriente aunque le costara salir elegido con un porcentaje menor.
Y en esas estaba, hasta que todas las provincias -salvo Huelva- empezaron a removerse en vísperas del cónclave que se celebrará en Almería. Y en la trastienda, Gaspar Zarrías, colocando a los suyos al filo del trampolín.
Por eso Griñán ha frenado la candidatura de Juan Manuel Fernández en Granada, para evitar que se le descolgara otra agrupación. Aunque no era nada improvisado y el problema de Juanma no fue precisamente que no le salieran las cuentas. Sencillamente, “llegó el comandante y mandó parar”.
Así que se nos acabó la diversión.
en twitter @quicochirino
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