Cuando el PP llegó a la Diputación de Granada encargó una auditoría sobre los procesos de selección realizados entre 2007 y 2010. La conclusión, como era de prever, fue que habían estado presuntamente teledirigidos para favorecer a candidatos afines al PSOE y a IU. Pero el gobierno popular no acudió a los tribunales porque, pese a todas las sospechas difundidas, carecía de pruebas.
Lo que sí quedó medianamente documentado fue que algunos aspirantes eran casualmente más listos que otros.
Curiosamente, no ha sido al PSOE sino a los populares a quienes les han dado el primer varapalo judicial a cuenta de unas oposiciones en la Diputación. El Juzgado de lo Contecioso número 4 de Granada da la razón al antiguo secretario y entiende que el gobierno provincial intentó “excluirlo” de un concurso para evitar que se quedara con la plaza.
La historia se repite. Se trata de Ildefonso Cobo, el que fuera secretario del Ayuntamiento en la etapa de José Moratalla. Cuando llegó José Torres Hurtado a la plaza del Carmen cambió de persona y, en 2010, Ildefonso -que es funcionario de carrera- acabó en la Diputación de Antonio Martínez Caler. Tras ganar el PP las elecciones municipales, Sebastián Pérez también sustituyó al secretario en la institución provincial.
No digo que haya una persecución.
Pero empieza a preocupar que a unos y a otros, en ayuntamientos y diputaciones, se les haya pasado por la cabeza buscar secretarios que hagan informes a medida.
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