Cuando uno no sabe de qué escribir, rebusca en los líos de Otura y ya tiene para alimentar este patio de vecinos. A veces no es necesario ni tan siquiera contar nada, porque los protagonistas del vodevil se enfrascan entre ellos por encima de nuestras expectativas.
La semana pasada le tocó ser el blanco de las críticas y más de una ofensa a la concejala Loli Dobaño, que tenía la mala costumbre -legalmente permitida- de compatibilizar el desempleo con las comisiones por asistir a las reuniones del gobierno municipal.
Cuentan que en el bando del exalcalde Ignacio Fernández que esta edil fue una de las cabecillas del golpe interno organizado para quitarle. Aunque algo de su parte también pusieron los derrocados.
Dobaño presentó el viernes su renuncia al cargo de teniente alcalde y responsable de Deportes, Juventud, Obras y Servicios. Lo fundamenta en motivos personales y no parece que haya mucho más.
El gobierno de Otura ya es un tripartito. Cuatro concejales del PP dentro, dos fuera y de frente y una al margen pero al lado.
Dicen en el entorno del gobierno municipal de Otura que existen presiones para que otros sigan el camino de Dobaño y además dejen su acta.
Lo contaremos otro día. Cuando nos abandone la inspiración y no tengamos más remedio que recurrir a Otura.
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