Decía en mi crónica del domingo en el periódico que, igual que la cúpula popular se debate por la autoría de los papeles atribuidos a Luis Bárcenas, en Otura -es pura coincidencia-, intentan averiguar quién pudo falsificar supuestamente la firma de la secretaria del Ayuntamiento.
Uno empieza por plagiar el autógrafo del padre para hacer novillos y termina emulando la rúbrica de una funcionaria -presuntamente- para perdonar embargos a empresarios.
Parece que el exalcalde Ignacio Fernández-Sanz -que hasta donde sabemos abomina en público de Bárcenas- también podría denunciar que emularon su firma con más o menos pericia y, ya puestos, podemos sospechar que ningún garabato sea lo que se le parece.
Porque si las cosas son lo que se suponen, deberíamos concluir que los escritos se remitieron a la Agencia Provincial Tributaria -según advirtió el PSOE en el último pleno- desde el fax que en la actualidad pertenece a un vivero.
Por lo que sé, la dirección provincial del PP tiene las espaldas cubiertas en este enredo y ha dado los pasos que debía dar y donde tenía que darlos. Lo cual no significa necesariamente que sea suficiente.
Quizás para evitar más concidencias incómodas con lo que acontece en la calle Génova.
Que sucediera que de tanto pasar la mano a los viejos conocidos fueran ellos quienes acabaran presentando una demanda porque sabían demasiado.
Si es que no ha ocurrido ya.
Deja una respuesta