Javier Jiménez ha dimitido como presidente de la Cámara de Comercio y ahora podrá centrarse en sus negocios.
Al final, se lo ha pensado tanto que ha terminado improvisando; y eso no ha sentado bien en la Confederación de Empresarios, que fue quien le abrió la puerta de delante cuando estaba a punto de salir a la fuerza por la puerta de atrás.
El entorno de Gerardo Cuerva asegura que pactó una serie de cosas el lunes que no se cumplieron al cien por cien en el pleno. Solo ante la presión se accedió a abrir una comisión y un expediente que, sin embargo, no lleva el nombre y los apellidos de la cabeza de turco que quiere un sector mayoritario -y no es precisamente la de Javier-.
Mientras tanto, antes incluso de que Jiménez presentara su renuncia, otros empezaron a repartirse los restos del naufragio. Me hablan de una reunión a tres bandas en un restaurante en la que se han dado cita dos posibles candidatos y un tercero que se postula como hipotético gerente de la Cámara.
Pero el golpe que se está preparando es otro y de componente político.
Aquí lo que se baraja es que en un futuro no muy lejano queden dos únicas cámaras de comercio en toda Andalucía y la de Granada sea la de la parte oriental. Uno de los dos partidos mayoritarios lleva ventaja sobre el otro. Tanto, que la salida de Javier Jiménez incluso podría estar pactada estratégicamente.
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