El alcalde de Cúllar, Pedro Garijo (PSOE), tomó la decisión nada más llegar al Ayuntamiento de descolgar los crucifijos de las dependencias municipales. Mejor esto que descolgarse con ocurrencias peores, según se mire.
Y ahí lo tenemos, como un cristo traspapelado en el almacén, junto a la caja donde guardan los recambios de la impresora.
Quizás el nuevo alcalde lo haya hecho para expiar los pecados que encierran los expedientes o por ver si se produce un milagro y se resuelven de golpe todas las causas atrasadas. La cruz reposa en su parte superior en un sobre, que se convierte en un elemento potencialmente sospechoso cuando hay políticos de por medio. Pero lo más inquietante es esa botella a medio consumir de líquido indescifrable situada en la parte superior.
Y mientras unos desmontan el cristo otros están dispuestos a montarlo. Me cuentan que un viejo conocido de nuestro blog ameneza con encerrarse en su Ayuntamiento si no corre con los gastos de los abogados en las causas que tiene pendiente.
Tendremos noticias. Porque este personaje sí suele resucitar de vez en cuando.
Incluso antes de que pasen tres días.
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