Ignacio Fernández-Sanz ha vuelto hoy al lugar donde hace un año anunció su dimisión como alcalde de Otura. Algo ha cambiado de una vez para otra: en esta ocasión lleva corbata, no se tienta el estómago (o las carteras, según dónde las guarde) y ya no son las mismas las siglas que tiene a su espalda; pero esto no deja de ser un matiz.
Igual que El Cid Campeador, Ignacio no pierde la esperanza de ganar una batalla después de muerto -políticamente hablando-; quizás por eso acostumbra a vivir en el borde del precipicio y si nadie le provoca se empuja a sí mismo.
Para Sebastián Pérez, lo de Populares en Libertad no deja de ser una broma, que para ser honestos, en algunos momentos tiene bastante gracia.
Pero en política conviene tomarse en serio hasta los chistes conocidos.
El control de la Diputación en la capital a partir de 2015 dependerá de no más de 11.000 votos arriba o abajo entre la capital y el Área Metropolitana. La incursión de nuevos partidos, como el de Ignacio, puede tener un impacto indirecto determinante.
El exgerente del PP de Granada lo sabe y agotará las posibilidades que tenga, por pocas que sean.
Cuentan por ahí -y si no es verdad lo terminará siendo-, que Ignacio Fernández ha ofrecido alianzas al también antiguo pepero y alcalde de Ogíjares, Francisco Plata, y al socio del PSOE en Armilla, José Luis Castillo -curiosamente ambos comparten amigo y enemigo-.
Quizás sean leyendas urbanas pero no son las únicas que alguien ha hecho circular.
Hablan de conversaciones y mensajes de móviles tipo Bárcenas pero en versión chusca. Me lo ha contado tanta gente y tan dispar que no me puedo creer que todos lo hayan visto y ninguno los tenga.
Por si acaso, las manos a la barriga, que pegan tiros.
Fotos: Ramón L. Pérez y Álvaro Rubio
Deja una respuesta