Luis Salvador acudió el pasado sábado a la presentación en Madrid de la plataforma de Albert Rivera. No hay que extrañarse demasiado: hay veces en política que todos los gatos son pardos y beben del mismo agua.
La participación del exsenador levantó cierto revuelo en el PSOE granadino y fue el diputado José Martínez Olmos quien le advirtió de que hay pocas ocasiones en la vida donde se pueda estar en dos sitios al mismo tiempo; salvo escuchar un partido de fútbol por la radio mientras lo ves por la tele, se entiende.
Que Luis Salvador acabaría abandonando el PSOE se intuía desde el mismo día en que se conoció que no encabezaría la lista al Senado en las pasadas Generales. Según la leyenda, llegó a hacer campaña personal para llevarse el acta que finalmente consiguió Juan Manuel Fernández, con tan poco tino que alguien de su equipo dejó una de las papeletas en el buzón de un amigo de su rival y sin embargo compañero.
Luis Salvador ha intentado reubicarse dentro del partido en dos ocasiones, pero todas sin éxito.
Hay quien dice, no exento de maldad, que prefiere esperar a ver con quién se posiciona Salvador para colocarse en el bando opuesto. Lo cierto es que el tertuliano apoyó a Carme Chacón cuando se pensaba que ganaría y a Luis Planas cuando estaba predestinado a perder.
A Luis Salvador quizás no le quedara otra alternativa que jubilarse anticipadamente en el PSOE o jugar a ser la Rosa Díez de Andalucía con el invento de Albert Rivera, ese que se despelotó en su cartel electoral. Ahora, por primera vez, ganar o perder únicamente dependerá de él.
Todo esto es cierto, pero mal haría el PSOE en frivolizar sobre la marcha de Luis Salvador. El exsenador logró un 27% de los votos del último congreso provincial, lo que le ha permitido tener representación en los principales foros socialistas. Es cierto que parte del apoyo era prestado; curiosamente por los seguidores de la persona con quien se disputó la única plaza de senador que tenía el PSOE por Granada, Juan Manuel Fernández. Pero un porcentaje elevado seguía al propio Salvador o a la voz crítica que representaba.
El exsenador y tertuliano se jugará su futuro político por libre; algo que no debería importar a quienes no contaron con él para pelear el futuro.
Pero el verdadero reto del PSOE granadino será el de poner un líder al frente de los pocos o los muchos que seguían al que ya se ha ido y se ha llevado la flauta.
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