José Torres Hurtado asegura que quiere repetir como candidato aunque ya ha quedado claro que lo que pretende, más bien, es morir matando.
La pregunta es hasta dónde está dispuesta a soportar la dirección popular las irreverencias de un alcalde que -por decirlo de alguna manera- no reconoce más autoridad que la de su bastón de mando. Si por aguardar a que el problema se resuelva solo, la cúpula del partido no se estará generando una crisis sin solución que, como indican sus propias encuestas, le arrastrará electoralmente.
Hasta ahora, se le podía pasar a Pepe Torres que comparase a la presidenta andaluza, Susana Díaz, con una gallina que va cacareando; que haya reducido su gobierno municipal a una pandilla de paseos vespertinos; o que haya puesto en un brete a su partido y al Ministerio de Fomento. Pero tenderle un pulso a la Junta con la Casa Real de por medio es un exceso de chulería de consecuencias mayores.
Dicen que un representante destacado de Zarzuela ha llamado al Ayuntamiento para quejarse de la situación originada. ¿Quién tuvo la culpa? No había que interpretar, tan solamente cumplir el orden de intervenciones que está legalmente establecido.
Quizás Susana Díaz podría haber estado por encima de las circunstancias. Tal vez su presencia muda habría dejado aún más en evidencia a un alcalde que quiso seguir aquella máxima: ‘Que hablen de ti, aunque sea para mal’.
Que puede estar bien para Belén Esteban, pero no para el alcalde de Granada.
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