En realidad, PSOE e IU tienen pocas cosas en común; las suficientes como para no poder compartir un gobierno.
No es que hayan estado dos años de coalición sin problemas, más bien que la crisis ha estallado a los siete meses de llegar Susana Díaz. Porque el tiempo de José Antonio Griñán, ese hombre que ahora pedía paciencia, no cuenta.
Griñán se habría tragado el realojo de los okupas de la Corrala Utopía igual que asumió como suya la ley antidesahucios. En cambio, Susana Díaz ha mandado frenar, lo mismo que hizo con el decreto del mínimo vital de luz y agua.
No se trata de que la presidenta haya abrazado el capitalismo y haya apostatado sobre la foto del Che Guevarra. Probablemente, la secretaria de los socialistas andaluces habría acampado en Plaza Nueva junto a los vecinos de la Utopía, y no digamos en la plaza del Sol si lo mismo le ocurre a Ana Botella en el Ayuntamiento de Madrid.
Pero la presidenta del gobierno andaluz tenía que actuar como lo ha hecho ante el desafío de la consejera Elena Cortes, que de una vez por todas debería comprender que gobernar no es necesariamente lo mismo que hacer política. Que no se puede estar en la calle con los indignados y en las reuniones de San Telmo.
Susana Díaz podría haber transigido con la decisión de la consejera, incluso, rentabilizarla como propia; pero ha demostrado que lo de Cortés no quita lo valiente. Su reacción refuerza aún más un liderazgo, el de Susana, que ha construido a fuerza de negar a los suyos. Empezó por Zapatero y ha acabado por su socio de gobierno.
Evidentemente, entre la variables que manejó la presidenta andaluza el miércoles por la tarde antes de anunciar que retiraría las competencias de vivienda a IU estaba la de adelantar elecciones. Es lógico que la coalición de izquierdas se replantee el pacto. Puede que actué en ocasiones al borde de las normas pero hace dos años, cuando entró en el gobierno, le dijeron que podría hacerlo.
Hay una diferencia con respecto a 2012: que ahora es el PSOE a quien menos le interesa llegar a un acuerdo.
Sin embargo, al final Susana Díaz ha cedido para mantener un pacto que es ya un paripé pendiente del resultado de las europeas para convocar elecciones anticipadas. La sensatez hay que mantenerla hasta el final para resultar sensata.
Resuelta la crisis en apariencia. Victoria a medias de IU. Derrota a medias del PSOE.