Susana Díaz, año I

Hace un año, Susana Díaz concluyó su discurso de investidura con una declaración de intenciones: «Aspiro a gobernar este nuevo tiempo de Andalucía».

Como si empezara a redactarse el nuevo testamento, atrás quedaban los milagros de Griñán y Chaves, que al igual que Moises en los viejos libros separaron el mar Rojo -como el capullo y la rosa- para que Susana pudiera caminar segura entre las aguas, que venían bastante revueltas.

Cuando un político promete un nuevo tiempo se tiende a pensar que es un sacrificio desinteresado en beneficio del colectivo. Pero a lo que se refiere es a ‘su’ tiempo. Lo dijo con otras palabras la cuñada de la Jurado cuando mandó callar a Amador: «Es mi momento y quiero disfrutarlo».

El nuevo tiempo que anunció la presidenta era, en realidad, el tiempo de Susana.

Llegados al año I d.S. toca la revisión, porque ni la política ni la fe duran eternamente y mucho menos la fe en los políticos.

Podemos perder el tiempo en releer su primer discurso y preguntarnos en qué quedaron las medidas de control; las multas que pondría la Cámara de Cuentas a los chanchulleros; el Observatorio de Tierra que vendría a ser la reforma agraria del siglo XXI; o la comisión de expertos para reordenar el sector público. Pero no habríamos entendido nada.

El dirigente que triunfa es el que, al menos, deja las cosas como estaban y aquel que no altera nada aunque parezca que todo cambia se convierte en un líder.

No es sencillo. Muchos lo intentan y se quedan en un paripé de quienes le precedieron.

Y el mérito de Susana Díaz ha sido repetir el mismo mensaje durante un año sin aburrir. Todo un logro si se aprecia en el panorama actual algunos líderes sobrevenidos que aburren desde el primer día.

No obstante, algo ha cambio -que supone mucho- de aquel discurso de investidura con respecto al que lanza en la celebración de su primer aniversario.

4 de septiembre de 2013. Folio 6:

«Esta sesión de investidura es buena para Andalucía porque garantiza la estabilidad del Gobierno andaluz, asentado en un sólido acuerdo programático de dos fuerzas políticas, PSOE e Izquierda Unida».

Tan solo un año después, la presidenta socialista reconoce que le gustaría gobernar en solitario y augura que las dificultades para renovar los presupuestos podrían provocar un adelanto electoral.

Supongo que Susana Díaz se debate entre anticipar para no dar lugar a que Podemos y compañía formen una estructura o esperar a que pasada la efervescencia se diluya la espuma.

En cualquier caso, lo sabremos antes del próximo 26 de julio.

Estas cosas llevan su tiempo.

2 Comentarios

  1. Susana Diaz no sera un prodijio de dirigente, pero dia a dia demuestra que esta en el camino de ganar las proximas elecciones autonomicas, Quien de verdad cada dia lo tiene mas dificil,es el PP. con ese pedazo de lider que dejo Arenas, El Sr.Moreno, para guardar su cortijo, ni se le ve ni se le espera,si lo busca peor no se puede encontrar un Sr. mas nesfacto en sus propuestas -ningunas- asi esta la militancia que aburrida, cada dia esta mas alejada del Partido.

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