La revista ‘British Medical Journal’ ha publicado un estudio sobre los premios Darwin, que se otorgan desde 1995 a título póstumo a aquellas personas que murieron de forma absurda, permitiendo que la naturaleza hiciera su selección natural. En el 88% de los casos los sacrificados han sido varones, por lo que la investigación -que probablemente tenga autoría masculina- concluye que los hombres somos más idiotas que las mujeres.
A falta de que lo pruebe científicamente ‘British Medical’, también podemos sostener que, incluso dentro de los hombres, unos son más lerdos que otros. Y esta regla se puede extender sin temor a equivocarnos al resto de colectivos.
En efecto, unos periodistas son más zopencos que el resto; hay políticos listos, barbetas y otros que se lo hacen; y hasta dentro de los agentes que gestionan nuestra inteligencia nacional es posible distinguir entre listos, mendrugos y el pequeño Nicolás.
Sin embargo, el arzobispo de Granada -el clero tampoco se escapa de esta regla científica- mantiene que todos los hombres están tocado por la misma ‘gracia’; aunque alguno no tenga ninguna.
Así lo sostiene en el pequeño texto que ha escogido este año para felicitar las fiestas.
Antes de que salten los guardianes del ‘género’, la Real Academia define ‘hombre’, en su primera acepción, como “ser animado racional, varón o mujer”. Tales requisitos incluyen a muchas féminas y excluyen a otros tantos hombres.
Habrá a quien le guste la felicitación y a quien no. Ese es un debate muy patrio. Quien piense que no hay que buscarle las vueltas a lo que no se dice y el que opine que Francisco Javier Martínez podría haber escogido otro mensaje navideño.
Pero cuando no es por la ley de Murphy es por la de Darwin.
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