Tras las últimas declaraciones, no sabemos si es la presidenta de la Junta o el Papa Francisco quien está buscando elecciones anticipadas.
Dice Susana Díaz que el pacto de gobierno en Andalucía no tiene en estos momentos la estabilidad deseada.
La mar puede estar algunos días en calma; incluso la bolsa de Tokyo y hasta un matrimonio pueden ser, a ratos, estables. Pero un pacto de gobierno es desde su origen una riña de gatos.
A nadie en el PSOE andaluz le puede sorprender ahora que IU quiera parecerse a Sánchez Gordillo, bajarse al Sáhara o celebrar un referendum. Lo extraño fue que solo Sánchez Gordillo se pareciera a IU.
El problema del PSOE es que ha llegado a este momento en una situación impensable.
Los socialistas tendrían que estar recogiendo ahora los muertos que Rajoy ha dejado por el camino; preparando la reconquista de ayuntamientos y diputaciones en Andalucía; y celebrando el año I del Susanato.
El PSOE fue quien perdió y, sin embargo, soporta los mismos ataques que si estuviera gobernando en todas partes. Es el rival a eliminar para Podemos, el sparring para el PP y el pariente bastardo para IU.
Y Susana Díaz, que tenía la contienda ganada, no quiere perderla por culpa de otros.
No es que la presidenta andaluza pretenda anticipar elecciones. Es que le gustaría retrasarlas. En concreto, a mayo de 2014.
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