Juanma Moreno se ha definido como un híbrido, igual que los coches o el oso hormiguero.
El aspirante pepero se considera mitad malagueño y mitad sevillano, arsa; aunque no ha detallado si de cintura para arriba es más sevillita que un lunes de pescaíto o si en la vertiente inferior se identifica más bien con un boquerón.
Lo entiendo. Yo también soy hispalense de la cadera hasta la coronilla pero del ombligo hacia abajo tiendo más al tópico granaíno; lamentablemente.
Según los teóricos, unas elecciones se pueden ganar buscando los votos o quitándoselos al enemigo. Y luego están los que hacen todo lo posible por perderlas.
A Juanma no le habría costado ningún trabajo pregonar, por ejemplo, que tiene la vesícula de Jaén o que, si algún día padeciera piedras en el riñón serían gaditanas y caleteras.
Me dice un compañero de partido que el problema de Juanma es que aún no ha formado un equipo. Alguien que le advierta de que no puede concentrar sus grandes actos entre Sevilla y Málaga y contentar a la Andalucía Oriental enviando a Javier Arenas de número cuatro por Almería. Que le descubra que para llamar la atención tiene que hacer propuestas en contra de Rajoy; y que hay ocasiones en las que resulta más rentable repetirse que improvisar.
Porque, de lo contrario, Juanma Moreno habrá acertado en su propio perfil. Y, efectivamente, estaremos ante un híbrido.
Entre Javier Arenas y Antonio Hernández Mancha.
Deja una respuesta