La reflexión es de uno de sus compañeros y no tiene valor judicial: “Fue a apagar el fuego y ha terminado detenida por pirómana”. La jueza Mercedes Alaya ha llamado a Marina Martín, exdelegada de Empleo y actual directora del Legado Andalusí, por su presunta implicación en el fraude de los cursos de formación.
Que haya un detenido más no ha sorprendido a nadie. Tanto la operación Edu como la denominada Barrado tienen la peculiaridad de que se anuncia por antelación el número de imputados y, después, en mitad de la campaña electoral se pospone la fase final, precisamente, para no interceder en la campaña.
Lo que sí ha llamado la atención es que la persona a la que interrogue la magistrada sea precisamente a Marina. Es decir, no extraña que se investigue la gestión de los fondos sino el investigado.
Vuelvo a repetir: todas estas sospechas existían y se destaparon en el año 2011 y lo hizo este periódico.
En algunas de las conversaciones que tuve en ese momento, gente de dentro de la administración y algún cargo público me apuntaron el mismo nombre. Y no era el de la exdelegada.
Está claro que Marina Martín también lo conocía y que la enviaron para esclarecer y erradicar las supuestas irregularidades en el reparto de cursos que habían denunciado desde dentro algunos funcionarios. Si llegó hasta el final es algo que tendrá que explicar a la jueza y a su partido.
Esta forma de instruir de Mercedes Alaya invalida a los políticos antes incluso de estar imputados. Susana Díaz estaba obligada a destituir esta misma mañana a dos delegados de Empleo; pero también es cierto que, en política, las decisiones obligadas son también las más difíciles de adoptar.
El consejo de gobierno no podía hacer lo mismo con Marina Martín, cuyo cese corresponde al patronato del Legado. En cualquier caso, si la magistrada la deja en las próximas horas en libertad con cargos, la presidenta de la Junta no tendrá más remedio que provocar una reunión de la fundación y forzar la salida de Marina Martín; aunque doy por hecho que ella renunciaría antes.
Sin embargo, tanto de la cúpula socialista granadina como de la delegada del Gobierno en la provincia han respaldado a la exdelegada de Empleo por encima de cualquier sospecha.
Al fin y al cabo, fueron ellos quienes la enviaron de bombero. Y también saben que ese fuego lo encendió otro pirómano.
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