En Kandor Graphics parece que había más de un lince perdido; en este caso, de las finanzas.
La Policía investiga el presunto uso irregular de fondos públicos en la sociedad granadina que apadrinó Antonio Banderas, y que en abril de 2014 se declaró en concurso de acreedores. Para entonces, ya había percibido más de seis millones de euros en ayudas de empresas satélites de la Junta de Andalucía, según recoge el sumario. Las películas de dibujos animados no son ni tan infantiles ni tan inocentes.
Probablemente, Kandor fuera una buena idea pero un mal negocio. Como sucede en tantos otros casos de aparente éxito.
Pero tengo la sensación de que, además, va a convertirse en el emblema involuntario de un nuevo episodio de fondos mal gestionados en el entorno del gobierno andaluz.
Y amplío su entorno a lo que en su día fue el sistema financiero regional.
La Policía ha constatado en sus últimas investigaciones sospechas tan graves como conocidas. De hecho, estas pesquisas arrancaron en el año 2012.
Porque ya sabíamos que, supuestamente, se repartieron millones sin apenas documentación y con expedientes incompletos. En el caso de Kandor, préstamos resueltos en apenas 48 horas, según recogen las diligencias.
Todos celebramos la irrupción de Kandor y nadie se preguntó en todo este tiempo de dónde salía la financiación. Ahora es fácil clavar a Justin la espada por la espalda.
La Justicia debe poner medios y resolver las presuntas irregularidades en el reparto de fondos por parte de la Junta. Antes de que medio sector empresarial andaluz se encuentre bajo sospecha.
Porque parece que aquí no se hizo nada bien… ni en las películas.