Hasta ahora habíamos escuchado la expresión ‘política de pancartas’ cuando algún dirigente quería referirse -normalmente en tono peyorativo- a la estrategia de movilización y protestas de alguno de sus rivales. Pero hay veces en que la realidad supera a la metáfora; lo tangible a lo figurado.
El gobierno local de La Zubia (Ganemos y PSOE) ha convocado hoy a los vecinos y a los medios de comunicación a la inauguración de una pancarta. Podía haber sido mucho peor. Al menos, todavía no se le ha ocurrido a ningún político citarnos a los periodistas para colaborar con una mudanza.
El cartel, que ha costado unos discretos cien euros, queda elegante a los pies de la carretera y, de entrada, sirve para evitar que alguien ponga en esa misma ubicación esta Navidad un anuncio con tentaciones desagradables; por ejemplo, provocándote a hacer deporte.
No obstante, entiendo la repercusión mediática del acto. De hecho, conozco a muchos periodistas que estarían dispuestos a colocarse hasta detrás de muchas pancartas por causas menos nobles que la de La Zubia. Mi caso, sin ir más lejos. Abanderar la reivindicación para que vuelvan a poner bolsas gratis en el súper; una campaña para acabar con la cerveza sin alcohol; que los bares no cierren antes que los periódicos; o que no haya que contar lo felices que son aquellos a quienes les tocó la lotería.
La iniciativa de La Zubia es comprometida y tiene una carga humana. Pero, en mi opinión -que, obviamente, no es la de todos-, esta política hay que hacerla por convicción, no por la foto.
Y evitar este tipo de puestas en escena para que una cosa tan seria no resulte tan ridícula.
Foto: Alfredo Aguilar
Deja una respuesta