Hay veces que uno escribe sin rumbo fijo, simplemente por ver si alguien se da por aludido y encuentras la pieza que te falta para encajar el puzzle. En un músico -salvo que sea un genio- no está muy valorado tocar de oído. Pero un periodista tiene que escribir de oreja. Y eso fue lo que hice el pasado domingo, contar lo que se escucha por los mentideros políticos de esta provincia.
La celebración de congresos internos en los próximos meses está provocando movimientos tácticos y conspiraciones entre socialistas y populares; solos y, en algún caso, hasta acompañados. Al ‘deseo’ no sólo llevan los tranvías.
En ambos bandos hay candidatos alternativos más o menos oficiosos; uno de ellos, al descubierto y otro medio de tapadillo.
Por dar más pistas, un alcalde del Área Metropolitana y, por otro lado, un concejal al que no le importaría ser el ‘sucesor’; por usar una palabra que se ha escuchado en los últimos días por los pasillos consistoriales a voz en grito.
La corriente crítica en el PP empezó a organizarse meses antes de las elecciones generales. El 24 de septiembre se produjo una reunión en un conocido hotel cerca del Realejo; aunque los allí congregados tenían más de diablo que de ángeles. Como debe ser.
Asistieron dirigentes históricos ligados a la etapa de Juan de Dios Martínez Soriano. Estaban organizados, a la expectativa de una debacle electoral el 20 de diciembre que, finalmente, no fue tan acusada.
Está maniobra conspiradora ha sido capaz de mezclar el agua y el aceite. Tenían cierta influencia territorial, pero necesitaban un líder dispuesto a exponerse. Han buscado referentes en la capital y han encontrado un aspirante que persigue venganza poética. Han intentado desacreditar a la actual dirección, incluso, judicializando parte de su gestión –la última ofensiva tiene detrás una truculenta historia–. Hubo otro amago un tanto improvisado, que fue como pretender que te toque la lotería de Navidad sin jugar. Todo ha llegado a oídos de la dirección regional.
Parecidas tentativas se están produciendo en el seno del PSOE. Uno de los aspirantes a formar parte de una hipotética renovación se ha percatado de que, como advertía Churchill, los adversarios están enfrente pero los enemigos se sitúan detrás; y en los bares.
Cuentan que han rebuscado en su trayectoria municipal y supramunicipal por si hubiera algún motivo para llevarle a la fiscalía. Quizás porque si volviese a estar imputado –o ‘investigado’, como se dice ahora- quedaría inhabilitado para otras aventuras. Pero hay un argumento que el aludido esgrime en su defensa: sus expedientes están informados por el mismo asesor jurídico que ahora presta sus servicios en otra institución a la cúpula provincial socialista.
Y ahora me insinúan que podría haber otro tapado. Aunque seguramente se haga el gallego.





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