El miércoles 13 de abril por la noche trascendió que el juez dejaba al diputado provincial de Deportes a las puertas del juicio. Al quinto día de que se complicara su situación procesal, Mariano Lorente dejó su acta de manera “voluntaria”; aunque hasta hace unas horas no tuviera la voluntad de hacerlo.
El exalcalde de Iznalloz ha repetido el patrón de su medio paisano José Torres Hurtado; que primero reiteró su inocencia, después dijo que resistiría cual «tío de los Montes” y cinco días después dimitió; que es la capacidad de aguante que -según lo visto- se da en dos de cada par de políticos de los Montes Orientales en apuros.
Si Mariano no hubiera sido diputado provincial o si el PSOE no hubiese estado a las puertas de recuperar la alcaldía de Granada, probablemente ahora seguiría como concejal de Iznalloz -que de hecho sigue-, como alcalde o, puestos a imaginar, como gerente de un consorcio. El de transporte metropolitano, por ejemplo.
Aunque tampoco eso signifique que su futuro judicial se vaya a despejar a corto plazo ni que su partido conociera desde hace meses los enredos que han trascendido; incluso los que no se han contado.
Pero llega el jueves 5 de mayo -todo lo acontecido gira alrededor del cinco- y acaba este folletín de dimisiones y cohabitaciones entre algún que otro propio y bastantes extraños.
El PP perdió la negociación antes de empezar a negociar y, salvo que el Asador de Castilla abra a la hora del desayuno, Paco Cuenca se convertirá en alcalde de Granada después de 13 años de gobierno; que en un primer momento fue del PP y al final de Torres Hurtado.
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