Tras los resultados del 26J el único veto que se me ocurre es que Mariano Rajoy dijera que se deja apoyar por Ciudadanos pero no por Albert Rivera. Los electores han dado su apoyo al candidato popular -el de ‘Luis se fuerte’, las escuchas del ‘fernándezgate’, Rita y su ‘caloret’ y los sobres-, que ha sido el único que ha mejorado sustancialmente su resultado tras el bloqueo táctico de los últimos seis meses. Le han votado más que al cabeza de lista socialista -el partido de los ERE, los cursos de formación y el de algún despistado con tarjeta black-. Ha subido más que Podemos y sus aires venezolanos. Y ha aprovechado las medias tintas de Ciudadanos para barrer el voto útil.
Puede que se equivocaran las encuestas pero no quienes votaron lo que les vino en gana.
Y a partir de ahora, cada partido debe gestionar el apoyo recibido en beneficio de todos y no en el suyo particular, como sucedió tras el 20 de diciembre.
Rajoy tiene que presentarse a una investidura aunque se exponga al vacío. Y, si la oposición no es capaz de alcanzar una mayoría en el Congreso, no tiene otra alternativa que facilitar el gobierno del PP y del que ha sido su candidato.
El PSOE tendrá un papel fundamental. Y dentro de los socialistas, Susana Díaz. Que debe elegir entre subirse al tren o bajarse del barco.
Los trenes no flotan pero son los barcos los que se hunden.
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