Sebastián Pérez habló el lunes de la crisis abierta en el grupo popular en el Ayuntamiento de Granada. El presidente provincial no tiene claro el diagnóstico: duda entre el virus y el rotavirus. Aunque tampoco hay que descartar que se trate de un rotavátor.
Un informe sobre lo sucedido en el pleno del 30 de diciembre va ya camino de Sevilla y de Madrid y, al ritmo que avanza, probablemente termine en Estrasburgo. Bastaría con leer el teletipo difundido ayer donde los cuatro concejales críticos exponían sus motivos. Juan García Montero es el único que alega enfermedad, mientras que los otros tres apelan a su conciencia.
Sebastián Pérez advierte de que el partido no es una “jaula de grillos” y se ha pronunciado con contundencia. Dijo que su dirección no permitirá que se pierda el ‘principio de autoridad’, aunque con los mensajes de ayer también se expone a recibir un nuevo desplante. Tras sus declaraciones, a Juanma Moreno sólo le queda refrendar la crítica del presidente provincial y aclarar las ‘conciencias’ o dar la razón a quienes defienden que lo sucedido no tiene relevancia.
Sebastián Pérez dio el lunes un paso más y anunció que personalmente quería liderar las conversaciones para promover una moción de censura en Granada junto a Ciudadanos. Una negociación que se abortó antes de empezar porque Luis Salvador rechazó provocar un nuevo cambio de alcaldía con un grupo municipal inmerso en una crisis interna.
No sé si fue a propósito o una consecuencia inesperada, pero Sebastián ha colado dos mensajes a su militancia: el PSOE subirá el IBI gracias a la ausencia de los concejales ‘rebeldes’ y Ciudadanos no apoya a un alcalde popular por culpa de ellos.
Y el congreso provincial aún no tiene ni fecha.
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