Juan García Montero dice sentirse amenazado por el entorno del presidente del PP granadino. No es que le hayan dejado bajo la almohada la cabeza de un caballo o la hélice de un rotavátor. Dice el concejal que alguien -que está identificado- le advirtió de que tuviera cuidado cuando atravesara Recogidas con la moto no se lo fueran a llevar por delante.
No precisó si el hipotético atropello podría llevarse a cabo con un vehículo al uso o con una LAC de las de Telesfora que se desviara de su camino.
No tengo constancia de la frase pero sí conocía el comentario. No voy a negar que se haya producido, aunque esté sacado de contexto. Pero cuando uno denuncia públicamente una amenaza de esta calaña debe presentar pruebas o corre el riesgo de quedar a la altura del secuestro de Bartolín, aquel concejal popular que hace veinte años aseguró que había sido víctima de un secuestro de ETA cuando supuestamente estaba de parranda.
En sentido contrario, la dirección popular debe responder a la acusación para no alimentar la sospecha. Aunque un día tarde, Antonio Granados y Juan Antonio Fuentes han replicado a su compañero con manifiesta ironía. “En política vale casi todo menos hacer el ridículo”.
No hay que descartar que Juan García Montero especule con ambas premisas -casi todo y el ridículo- para disputar un cónclave provincial donde hay muchas cosas en juego antes que la presidencia.
De lo contrario, no se entiende -aunque le sobraran argumentos- que el aspirante reviente las relaciones internas de esta manera a cinco días del congreso regional de Juanma Moreno.
Cuando el presidente regional desvele el sábado sus nuevos órganos directivos quizás encontremos explicación a todo.
Deja una respuesta