Un informe del gerente de Emucesa -la empresa que gestiona el camposanto granadino- ha desvelado que al menos cinco cargos del entorno del PP cobraron de la empresa sin pisar las oficinas. Al final, va a resultar que el cementerio de elefantes no era el Senado.
Conozco a cuatro de los cinco. Nos son dirigentes populares representativos -de alguno no me consta siquiera que sea militante- y, posiblemente, alguien pensaría que estaría bien compensar las horas que le dedicaban al partido con la hucha de Emucesa. Al fin y al cabo, los muertos no se quejan.
Hasta aquí, nada que no se sospeche que suceda en otras partes.
Son muchas las noticias que algún político ha intentado desmontarme con la excusa de que ‘eso’ lo hace todo el mundo. La diferencia radica en que te pillen. En que un gerente, un secretario o un interventor decida alertar en un papel sobre la posible irregularidad de lo sucedido.
Pero después de contar lo ocurrido con los contratos ‘fantasma’ de Emucesa, me quedan algunas preguntas sin resolver.
-¿Por qué el gobierno municipal (PSOE) ha medido tanto su reacción? Se ha limitado a anunciar otra auditoría, que a este ritmo tiene la misma seriedad que un observatorio.
-¿Por qué Ciudadanos también ha sido tan comedido -ni hablar de dimisiones- y ha dispersado el debate al resto de empresas públicas?
-¿Por qué nadie a nivel regional dentro del PSOE -ni provincial- ha abierto la boca?
Y digo más, ¿por qué la fiscalía no se inmuta -esta vez tampoco- cuando ha denunciado con empecinamiento casos que guardan similitudes?
Supongo que todos estos interrogantes se terminarán esclareciendo en las próximas horas. En cualquier caso, aquí tenemos las respuestas.
Al final, el silencio es de los vivos y no de los muertos.
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